Fui a un Baile Latino

celebrado en la galaxia

todas las palabras giraban salvajes

como si el universo hubiera enloquecido…

Un Trip Latino, Miguel Piñero

  … Entonces pasaron muchos años, no tantos, cada vez menos gracias a la tecnología, y la cultura subterránea se convirtió en lo que muchos conocieron en sus respectivas épocas como ‘alta cultura’. La segregación de las razas, las condiciones socioeconómicas, la economía de recursos y constante ‘préstamo de ideas’, el hip hop se convirtió en la voz no sólo de Nueva York, no nada más de Estados Unidos. En todo el mundo hay en mayor o menor medida, grupos de hip hop que son considerados grandes y verdaderos íconos culturales. En lo que a hip hoperos se refiere, la gran mayoría tiene como bandera el dicho de que “el hip hop tendría que ser el noticiero más fiel de tu realidad”, principalmente porque te lo decía alguien que andaba y conocía las calles. La lógica del rapero de ‘héroe callejero’ es una contestación a todos los vicios y fracasos de la imposición de los modelos estéticos. Sin embargo, el hip hop hoy parece ser lo contrario, algo más cercano a montañas de dinero y dientes de oro. Tipos que vienen de la calle como Snoop Dog, Jay Z o Kanye West, por supuesto que reconocen la labor de las bases del hip hop, claro que vienen de un entorno callejero, real y peligroso, y al más puro estilo Warhol, han sabido encumbrarse en la cima de la cultura que los rechaza para ellos imponer. Ya lo han traído otros héroes culturales de color como Miles Davis, Jean Michel Basquiat o el mismísimo Malcom X. El hip hop tiene una raíz muy profunda en la música africana, el jazz y la poesía, que expuestos así en un texto parecen sinónimos o redundancias. Incluso la poesía las abarcaría a todas. Lo interesante del hip hop callejero y underground es que siempre se puede repasar por un curso de fraseo, discurso y vanguardia colectiva e individual. La influencia de las raíces negras y del spoken word, además de la amplia gama estilística que posee el género por sí mismo, entrega en ocasiones a artistas que vale la pena recordar por el aporte literario, filosófico y sobre todo político y social que entregan en cada rima y cada frase, en su sonido misto. Acá va una lista de cinco poetas que juegan a ser raperos, o algunos hip hoperos que terminaron trascendiendo la lógica de rapear por afición. Que la disfruten con un buen beat y un bajo gordo de fondo. Que no sorprenda que la lista es corta, está lleno de norteamericanos o que haya un mexicano, el hip hop subterráneo también es engañoso y hay que saber escuchar con detenimiento. 1.- Mike Ladd. Oriundo de Boston, y experimentando desde 1997, Mike Ladd es una de las voces más genuinas del hip hop, ya que su propuesta no sólo incluye rapeo y producciones atiborradas de bases precisas. Lo que Ladd hace tiene más que ver con un free jazz moderno, un rap conetnografía, músicos avang gard y expresionismo abstracto, además cargado de un mensaje político y racial bastante sustancioso y sustentado. Mike no es sólo un rapero letrado que estudió poesía, también tiene crudeza y un ingenio creativo poderosísimo para reflejar de forma no convencional el espíritu o temperatura de un momento o una época. Artista contemporáneo que ha estudiado con diversas plataformas, una apropiación del lenguaje que no es acrobacia técnica, pero sí contenido lírico, tiempo y forma, pompa y circunstancia. Mike Ladd es un centro mismo de información sobre la raza negra contemporánea, sobre su literatura, su música y su arte. Un pensador para nada menor de esta época, que amalgama como pocos el jazz, el hop, la literatura y la filosofía. [youtube id=”bOIZHolVOlk” width=”620″ height=”360″] 2.- Gil Scott-Heron. Para hablar de Mike Ladd se tiene que mencionar también a Scott-Heron, quien es considerado uno de los padres del rap, que encajó con la propuesta que traían los Last Poets (de quien hablaremos en un momento), en donde la poesía, el jazz y el ‘black power’ se fundían de forma directa, sólida, contundente. Scott-Heron es famoso por haber dicho que la revolución no sería televisada, también pegó mucho con la cadencia del exitoso tema “The Bottle”. De ahí en fuera, el autor de Winter in America (1974). Sin embargo, su carrera y reciente fallecimiento hace dos años pasaron casi desapercibido para el público masivo que cree que no hay rapero con más actitud que Eminem. Una carrera opacada por sus adicciones, mismas que llegó a criticar en su momento, un mediano a escaso éxito comercial y un sello particular que dejó en raperos que vendrían después como Common, Antipop Consortium o incluso el Wu Tang Clan, que en sus letras hay muerte, discriminación, diatribas contra lo establecido y protorevolucionarias. [youtube id=”BS3QOtbW4m0″ width=”620″ height=”360″] 3.- The Last Poets. Finales de los sesenta y principios de los setenta, afroamericanos en pro de la parte de igualdad mínima que le compete. Acá había poesía y música, sí, pero el mensaje era claro: el afroamericano tenía que sublevarse, con firmeza, con conciencia plena de sus derechos civiles. Críticas a la televisión y al imperio blanco llamaban en The Last Poets a alzar la voz y el puño para compartir en sonido y fraseos con el resto de la comunidad. Gary Bird y Gil Scott-Heron son dos de los fuertes exponentes del sonido de los Poets, visionarios que hoy por hoy son catalogados como el primer detonante de lo que después conoceríamos como cultura hip hop. [youtube id=”n4DnXSo_FIg” width=”620″ height=”360″] 4.- Bocafloja. El rapero mexicano Aldo Villegas, conocido discográficamente desde 2002 como Bocafloja, ha intentado despegarse de todos los clichés que inundan al hip hop, trascendiendo el cliché de los cuatro elementos (graffiti, breakdance, el MC y el DJ) y de que todo el rap tendría que ser el noticiero más fiel de tu vecindario. Criticado por un amplio sector y conectado con uno mayor, la propuesta de Bocafloja está sustentada en la colaboración grupal, con compromiso social y propositivo en su discurso. Y no sólo en una buena lírica, producción ingeniosa y contenido con sustancia, que para nuestra buena suerte también hay. Bocafloja es de esos cada vez más escasos artistas que tienen bien anclado el compromiso social con el poder transformador del arte. El hip hop funciona más como una protesta en contra del racismo y la marginación, que como un divertimento lúdico para portar un auto con estilo. El sonido de ‘Boca’ se despega lo más posible de la influencia hip hopera de las chamarras abultadas, las peleas de gangsters y se acerca mucho al término real de un ‘hip hop mexicano. [youtube id=”WugLD_HOia8″ width=”620″ height=”360″] 5.- Miguel Piñero. Aquí no hay un rapero, acá hay un poeta. Uno al que no le interesa ser poeta, que no es de New York ni de Puerto Rico, genera su propia identidad con sus comparsas setenteros del Nuyorican Poets Café. Es probable que la poesía de Miguel Piñero se hubiera diluido con su muerte en 1988 a los 41 años, de no haber sido por la película que León Ichaso (El Cantante, Azucar Amarga) hiciera en 2001. Piñero fue actor, escritor de obras teatrales, adicto y convicto, con una personalidad callejera atribulada que generaba líneas que no le calmaban la rabia ni el dolor, que nadaban en un fraseo dinámico y jazzeado, con ese ‘sabroseo’ latino que no despegaba de sus tenis del Bronx. Poco se conoce de su obra más que un par de poemarios que no se han vuelto a reimprimir, una voz que se parece mucho a lo que el hip hop en esencia es, su base callejera y social. Hoy es el género que acapara los reflectores y tiene los despilfarros de dinero más absurdos de la industria musical. Detrás de todos ellos hay poetas como Piñeros que les explicaron cómo hablar de sí mismo y para su gente. [youtube id=”SkY9BtSxyWQ” width=”620″ height=”360″]   Contacto: [email protected] Twitter: @Raika83

 

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