- Trabajo duro (96%) ¿De verdad te has esforzado en sacar adelante tu negocio? Vamos, ¿ya empezaste tu negocio?, ¿le dedicaste tiempo a la incubación de una idea innovadora para tu compañía? Todos podemos engañarnos y creer que trabajamos duro sólo porque las labores que realizamos día con día nos dejan fatigados. Sin embargo, el cansancio no es sólo producto del esfuerzo; también puede ser consecuencia del aburrimiento o la rutina. Sé honesto contigo mismo y pregúntate: ¿de verdad lo que tú haces puede calificarse como trabajo duro? Ahora, tampoco se trata de que desfallezcas: ponte límites y arma esquemas de trabajo. Primero está tu bienestar.
- Educación (93%) Cuando hablamos de educación, no nos referimos específicamente a la educación formal, como licenciaturas, doctorados o maestrías. Si tienes la posibilidad de aprender bajo este modelo, adelante; si no, en la web existen muchísimos recursos que pueden ayudarte a actualizarte según tu área de aplicación o a diversificar tus conocimientos. Hoy más que nunca puedes expandir tus capacidades y dejar atrás el mito de que lo que puedes llegar a ser está definido por un título. Y tú, ¿te sigues educando?
- Inversión inteligente (90%) Éste es el paso que probablemente le resulta más “complicado” a la población promedio, puesto a que en México se carece de una cultura de inversión y se desconoce cómo medir las ganancias posibles, los riesgos, la diversificación de portafolio y, vaya, hasta cómo comenzar. La clave, por supuesto, aun para los que conocen del tema, es acudir a un asesor financiero y alinear objetivos para conseguir más rendimientos por tu dinero.
3 acciones (en tu poder) para ser millonario
Todos nos hemos preguntado alguna vez ¿por qué no soy millonario? Respuestas posibles, hay muchas; sin embargo, es mejor preguntarle a los expertos.
La firma de investigación sobre la riqueza estadounidense Spectrem Group publicó este trimestre –en su serie de segmentación de la riqueza– un reporte sobre la conducta financiera y la mentalidad del inversionista. Le preguntó a inversionistas de alto valor neto de todas las edades, valuados entre 5 y 25 millones de dólares, cómo hicieron su fortuna. Las tres respuestas más comunes fueron: