Los diccionarios mienten. No se saben adaptar al paso del tiempo en un momento en el que resulta imposible hacer una lectura lineal de la realidad. 

Por eso, y como cada día es una oportunidad, defendamos el respeto a la democracia replanteando significados y convocando ideas.

Ocurrencia – Método que tenía anonadado al país, hasta que —luego de una pifia privatizadora— hizo despertar a la ciudadanía con una marcha como expresión de su voluntad.

Calle – Ágora del pueblo para manifestar un clamor que lo vincula. Espacio público que quien está en el poder usó para llegar ahí.

Popularidad – Única credencial que aparentaba la justificación para portarse como jabalí en cristalería.

Gobernados – Rateros, racistas, clasistas, hipócritas, corruptos, deshonestos, ladinos.

Ambición – Deseo descontrolado que hace perder tanto el Norte en la brújula, como principios y promesas.

Sensibilidad – Indispensable ingrediente al gobernar, si se pretende claridad, madurez y responsabilidad.

Mentira – Recurso que se emplea sin empacho para salirse con la suya.

Protesta – Manifestación enérgica que finalmente se dio luego de abstenerse ante una repetida y creciente cadena de aberraciones y faltas a la investidura gubernamental.

Presidente – Funcionario que le debe respeto a cada uno de los representados, sin importar sus creencias o filiaciones.

Provocación – Artimaña constante durante la marcha, sin que se cayera en tan básico colmillo.

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Indiscutible – Que una institución electoral dependa del gobierno.

Juez y parte – Objetivo clave en la línea de tiempo de un presidente descontrolado por la acumulación de poder que olvida el mandato recibido: gobernar para todos.

Contingencia Ambiental – Posibilidad real, pero ante la colección de prácticas recurrentes, sospecha abierta.

Autocrítica – Característica de cualquier izquierda que se precia de serlo.

Descrédito – Cualidad incremental de un ciudadano promedio al atestiguar discursos, iniciativas y comportamientos emanados desde la más alta representación de la voluntad del país.

Negociación – Misterio por descubrir en un ambiente en el que una sola voz mueve voluntades, proyectos y corcholatas.

Descalificación – Reacción del estómago que no acepta cabeza cuando una marcha se hace fuera de su potestad política.

Poder – Elíxir que emborracha y deja al descubierto al ser en su más baja dimensión. 

Propaganda – Estrategia que consiste en hablar a partir de una verdad ideológica y construida hasta el cansancio. No importa si esto deba hacerse diariamente por las mañanas. 

Engaño – Instinto previsor que, ante la adversidad, exhibe reacciones primarias como contabilizar 10 ó 12 mil asistentes, solo como una muestra de la maestría con los números, la estadística y la metodología. Todo esto de cara al intento de controlar el arbitraje electoral.

Mesías – Luego del desencanto con uno y otro partido, emerge —obra del enojo y del hartazgo— una promesa que se creyó a sí misma y que diario pierde adherentes en una realidad que exige resultados y cuentas.  

Insulto – Moneda de cambio a todo aquel que no piensa como quien está en el trono. Arte de hacer más aguda la división, generalmente para evitar que la lógica o la razón empañen la motivación de permanecer en el movimiento.

INE – Órgano electoral que costó lo suficiente al país, como para que un colmillo político pretenda hacerlo suyo y con él, una permanencia neocorporativista.

Absoluto – Característica de la percepción en la que una sola opinión se convierte en un discurso inapelable.

Democracia –  Forma máxima de la conversación. Abstracción ideológica que se ostenta —hasta el momento— como la más funcional de las posibilidades para que el gobierno no olvide que representa la voluntad de la sociedad civil.

Rencor – Proceso en el que el estadista lucha con su pasado irresuelto pero en el que la ciudadanía nada tiene que ver. 

División – Absurda estrategia y trampa en la que hemos caído que sirve para saturar emociones y evitar razonar las discusiones en torno a un bien colectivo.

Conservadurismo – Presunto agravio con el que se quiere señalar de inamovible a un sector de un país que mostró un rostro liberal como carta pública.

Respeto – Espacio de relación para comprender que la igualdad existe para pensar diferente y de ahí nutrirse.

Resentimiento – Mal gusto que exhibe una profunda desazón enmascarada de aparente indiferencia, que en realidad es miedo.

Berrinche – Advertencia de que alguien se ha quedado sin argumentos para interactuar. Una de las formas que desdibujan al ser y lo enfrentan con su dignidad. 

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Contacto:

Eduardo Navarrete es Head of Content en UX Marketing, especialista en estrategias de contenido y fotógrafo de momentos decisivos.

Mail: [email protected]

Instagram: @elnavarrete

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