La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) instó a México a impulsar una política de desarrollo productivo sostenible, dado que la política industrial sobre la que se encaminaron esfuerzos desde la década de 1950 ha quedado atrás y la experiencia internacional evidencia que son varios los elementos necesarios para avanzar hacia el progreso que impulse inversiones y bienestar.

El oficial a cargo de la sede subregional de la CEPAL en México, Jorge Mario Martínez-Piva, explicó que décadas atrás, el cambio global estaba soportado en la interdependencia y una amplia fragmentación productiva de las cadenas globales de valor en busca de eficiencia, así como en un proceso de liberalización comercial y financiera.

Sin embargo, apuntó, recientemente se ha dado una reconfiguración de cadenas globales de valor incentivadas por la geopolítica, relocalización en países cercanos (nearshoring) y amigos (frienshoring), rivalidad por la supremacía tecnológica, preocupación por la seguridad (energética, alimenticia, manufacturera) y un sistema que desconfía de la interdependencia.

Durante la presentación del estudio “Temas clave para diseñar e implementar una política de desarrollo productivo sostenible en México”, el oficial de la Cepal señaló que a la luz de este cambio, ahora las tendencias estructurales globales apuntan a cuatro ejes: transformación tecnológica, transformación geopolítica en las cadenas globales de valor, cambio climático y nuevas tendencias de la globalización, caracterizadas por una “reglobalización” y pérdida de dinamismo del comercio internacional.

En este contexto, precisó que una política de desarrollo productivo se refiere a un conjunto de políticas horizontales, sectoriales, colaborativas y de desarrollo tecnológico que apuntan explícitamente a la transformación de la estructura de la actividad económica en la búsqueda de algún objetivo público.

Jorge Mario Martínez-Piva indicó que una política de desarrollo productivo debe ser incluyente; es decir, que genere suficientes empleos de calidad y promueva la movilidad social, además de que debe promover la equidad de género y atender las disparidades regionales.

Asimismo, debe ser sostenible, lo que implica respetar límites ambientales y sociales, con comunidades resiliencia; impulsar sectores y actividades sostenibles y regenerativos; y promover una economía baja en emisiones.

La política de desarrollo productivo también debe ser innovadora, significa atender los retos y oportunidades de la automatización, digitalización y la industria 4.0, así como invertir en el desarrollo y adopción de nuevas tecnologías por todos los sectores de la sociedad.

El coordinador de Diálogo Económico de la Fundación Friedrich Ebert, Carlos Cabrera agregó que en una política de desarrollo productivo el Estado debe jugar un papel central, pero la coordinación público-privada, interinstitucional y entre los diferentes órdenes de gobierno es clave.

Añadió que se deben priorizar sectores estratégicos, se debe contar con una política de innovación robusta y articulada y es necesario rediseñar los sistemas de formación técnica profesional con perspectiva de género.

Carlos Cabrera agregó que algunos elementos que se alinean con una visión de largo plazo se relacionan con formación de recursos humanos, políticas de ciencia, tecnología e innovación, financiamiento de la banca de desarrollo, infraestructura pública, fomento a la actividad exportadora, compras públicas, políticas de competitividad y de competencia, asistencia técnica, incentivos fiscales y atracción de inversión extranjera directa.

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