La fotografía de Kate Middleton con sus hijos, recientemente publicada en redes sociales, despertó un amplio escrutinio sobre su veracidad, a tal grado que la Princesa de Gales tuvo que pedir disculpas y reconocer la manipulación de la imagen.

La nota además de inverosímil deja al descubierto el poder de las redes sociales e irónicamente, la facilidad de pasar por cierto cualquier cosa en la virtualidad. Ya desde 2017, el término fake news fue elegido como la palabra del año por el Oxford English Dictionary y, un año antes, lo fue la palabra “posverdad” que alude cuando los hechos objetivos son menos influyentes que las emociones o las creencias personales en la formación de la opinión pública.

El avance en la inteligencia artificial se suma a estas circunstancias que hacen dudar de la fiabilidad de nuestras percepciones. De manera vertiginosa, la realidad nos hacer cuestionar si lo que observamos sigue siendo criterio suficiente para distinguir entre lo verdadero y lo falso y, ante ello, el futuro de nuestros métodos para descubrir, crear y verificar conocimientos.

La competencia política se ha convertido en una arena donde pueden advertirse el alcance de las noticias falsas. Hoy se ve remota la esperanza sobre el ciberactivismo como instrumento de protesta a favor de la democracia, tal como se anhelaba hace más de una década, durante la llamada “primavera árabe”.

En México se deja ver cada vez con mayor fuerza y cinismo, el uso de fake news y bots para desviar la discusión pública y ganar adeptos. Ya desde la elección de 2018 se dejaba ver el nivel de alcance y penetración de las noticias falsas en redes sociales. Sin embargo, desde ese entonces y hasta la fecha, la manipulación a través de las redes ha crecido en sofisticación, además del aumento en el número de personas con acceso a internet.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2022, se estima que en México hay 93.1 millones de personas usuarias de internet, lo que representa cerca del 79 por ciento de la población de 6 años y más. Esto significa un aumento de 3 puntos porcentuales respecto a 2021 y más de 12 puntos con respecto a 2018.

Además, entre 2019 y 2022, el porcentaje de personas usuarias que se conectan a internet con dispositivos smartphone aumentó de 95.2 a 97 por ciento, mientras que disminuyó 12.8 puntos porcentuales quienes se conectan por medio de computadoras de escritorio.

Con datos también del Inegi, sabemos que WhatsApp, Facebook, Instagram, Messenger y YouTube son las redes sociales más usadas por las personas de 12 a 29 años.

Estos datos nos dan una idea de la creciente penetración de las redes sociales en nuestro país y nos dan pistas de por qué la disputa por el poder político -y también cultural- está dándose en el ciberespacio. El triunfo de Donald Trump quizá sea el caso más emblemático para ejemplificar un fenómeno capaz de romper los límites a los discursos en términos de racismos, sexismo y xenofobia.

A partir de entonces la política se ha visto trastocada, no solamente por el crecimiento de las redes sociales, pero si de manera decisiva. En un contexto internacional donde el sistema neoliberal está dejando ver con mayor crudeza la estela de desigualdades y el sistema de partidos no sale de su crisis de confianza, la política electoral se ve irremediablemente influida por la guerra virtual.

En los últimos meses, los internautas vimos, no sin azoro, los alcances de plataformas como Chat GPT, mientras que especialistas lanzan advertencias sobre la necesidad de poner límites a los usos de la inteligencia artificial, sin poner en peligro la libertad de expresión y el libre intercambio de ideas.

Ante la guerra de memes, bots y campañas de publicaciones falsas, el electorado mexicano tiene ante sí, el formidable reto de discernir lo verdadero en el ciberespacio y de votar en libertad el próximo 2 de junio, una fecha decisiva para la continuidad de la 4T.

Contacto:

Palmira Tapia es Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Twitter: @palmiratapia

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