En presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, aseguró que, en este momento de polarización e incertidumbre global, el futuro no depende de la confrontación, sino de la colaboración, por lo que el organismo buscará ser el socio de desarrollo más fiable, ágil e importante para América Latina y el Caribe.
En su discurso inaugural comentó que Latinoamérica y el Caribe necesitan abordar la desigualdad social, superar problemas estructurales de décadas para aumentar la productividad y el crecimiento, ya que en las ultimas dos décadas ha avanzado 12 veces menos que las economías emergentes de Asia.
De hecho, Ilan Goldfajn recordó que en los 5 años previos a la pandemia del Covid-19, mientras que en casi todos los países en el mundo aumentó la producción, en América Latina y el Caribe bajó.
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Asimismo, dijo que, si bien la desigualdad ha sido la “mancha” en la región durante generaciones, la pandemia golpeó más fuerte a la mujeres y sectores vulnerables, ya que las familias con ingresos más bajos perdieron 3 veces más empleos que las más acaudaladas.
Goldfajn también identificó temas sociales, cambio climático e invertir más en infraestructura física y digital sostenible que impulse la integración regional y la productividad, como las áreas prioritarias de su gestión.
El directivo resaltó que en la zona las personas merecen mejores trabajos, calles más seguras, atención médica de calidad, internet más rápido, mejores servicios públicos, mejor infraestructura y otros elementos esenciales de la vida a los que con toda razón aspiran.
Por lo que Goldfajn consideró que América Latina y el Caribe pueden contribuir a resolver algunos de los mayores desafíos mundiales, como la inseguridad alimentaria y la necesidad de energía limpia.
“Mi visión es construir sobre el legado del Banco para asegurar que el BID sea la institución multilateral de desarrollo más importante para América Latina y el Caribe… Debemos ser el socio más confiable de la región. Un centro de experiencia y conocimiento. Un modelo de soluciones innovadoras para los desafíos de nuestra región”, afirmó.
Goldfajn dijo que los temas sociales serán un área prioritaria para el trabajo del Banco, incluyendo la pobreza, la desigualdad en varias dimensiones, las necesidades sanitarias y la inseguridad alimentaria.
Ya que antes de la pandemia los niveles de ingreso del 10% superior e inferior de la población eran dos veces más desiguales que en países de desarrollo similar, además 200 millones de personas son pobres y 60 millones pasan hambre.
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Al abordar el cambio climático, Goldfajn subrayó que el BID se esforzará por facilitar la inversión en mitigación y adaptación climática, y ser ambiciosos a la hora de ayudar a los países a cumplir sus objetivos del Acuerdo de París.
También debe invertir más en infraestructura física y digital sostenibles para impulsar la integración regional, toda vez que entre 2008 y 2017, las economías de América Latina y el Caribe destinaron solo el 2.8 % del PIB a infraestructura, la mitad que los países de Asia Oriental y el Pacífico
Consideró que el sector privado será clave, por lo que avanzarán en las reformas de BID Invest y BID Lab que liberen su gran potencial, con el objetivo de tener un impacto efectivo en el desarrollo.
“Los desafíos del BID y los grandes problemas de la región no se crearon de la noche a la mañana. No los resolveremos en un día. Les pido paciencia y persistencia. Pero hoy tenemos una oportunidad increíble de elevar las expectativas de futuro y crear esperanza desde el principio”, aseguró Goldfajn.
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