Por: Rafael Gómez Nava

La empresa vive uno de sus principales desafíos: ser rentable y sostenible en un entorno de alta competitividad y de disrupción de modelos de negocio. La sostenibilidad ha evolucionado; en sus inicios se vinculó con el término de responsabilidad social. Una empresa era sostenible en la medida que sus acciones minimizaran el impacto a la sociedad. Más adelante, el concepto encontró matices, por un lado, el impacto al medio ambiente y, por otro, para favorecer socialmente al desarrollo, especialmente, de comunidades menos favorecidas. Ambas perspectivas delinearon lo que hoy conocemos como E (Environmental) y S (Social). Sin embargo, la sostenibilidad no solo tiene un vínculo con los ecológico y con lo social, también con el buen gobierno (gobernanza) de una empresa.

En función de lo anterior, se acuña el termino ESG (Environmental, Social y Governance) o ASG en castellano.  El buen gobierno toma una relevancia especial; sólo a través de mejores prácticas de institucionalización y de gobierno corporativo la empresa puede perdurar, trascender a las personas y generar un impacto a través del propósito de los accionistas, de la alta dirección y del equipo de colaboradores.

ESG es hoy en día una de las principales prioridades de cualquier Consejo de Administración. La empresa debe lograr la síntesis entre la generación de valor económico y valor social, minimizando y, eventualmente, erradicando el impacto ambiental.

Tal vez una de las empresas que ha sorteado el mayor desafío es IKEA.  La empresa basa, en buena medida, su modelo de negocio en la madera como una de sus principales materias primas.  IKEA, a través de su reporte anual de sostenibilidad, informa sus avances en materia de reciclaje, de economía circular y, especialmente, del rol del cliente en el co-desarrollo de un modelo de negocio cada vez más sostenible.

IKEA se ha caracterizado por un modelo de negocio centrado en el diseño, en la practicidad y en la accesibilidad en precio.  El desarrollo de los “circular hubs” invitan al cliente de IKEA a ser partícipes del modelo de sostenibilidad; cada vez que un cliente de IKEA reincorpora un mueble al “circular hubs” está siendo parte de su compromiso con el medio ambiente.  Asimismo, el manual de desensamble de muebles, permite dar facilidad al proceso de reciclaje. IKEA es un buen ejemplo en donde su modelo es ganar-ganar, todos ganan: gana el cliente, gana IKEA y gana la sociedad, a través de un modelo de reutilización de un recurso natural.

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IKEA es una organización de más de 225,000 empleados, con más de 1,600 proveedores y socios, con más de 9,500 SKUS y con más de 775 millones de personas que visitan sus tiendas al año. Han logrado incorporar su estrategia en 5 dimensiones: funcionalidad, diseño, calidad, precios bajos y sustentabilidad.   

Uno de los grandes riesgos de ESG está en promover medidas paliativas, o incluso, superficiales vinculadas con la sostenibilidad.  Dicho riesgo se deriva de un enfoque en el “cumpli-miento”, es decir, tratando de cumplir, en el fondo son sólo iniciativas para cubrir una imagen en el mercado.  El fenómeno “green-washing” es, probablemente, uno de los principales signos de riesgo.

Es valioso revisar la carta del año 2022 de Larry Fink (director general de BlackRock) quien reivindica el poder del capitalismo con su responsabilidad esencial e irrenunciable hacia el buen gobierno y su aportación a la sociedad y al cuidado ambiental del planeta.

Larry Fink afirma: “Los próximos 1,000 unicornios no serán buscadores ni compañías de redes sociales, serán innovadores sostenibles y escalables, startups que ayuden a descarbonizar el mundo y hagan que la transición energética sea asequible para tocos los consumidores.

No cabe duda de que, cada vez más, el empoderamiento de los clientes será determinante para evaluar y discriminar productos que tengan mayor huella de carbón e hídrica, así como mayor cantidad de gases de efecto invernadero.  ESG, en ese sentido, no es tendencia, es realidad. Es un llamado a la conciencia del mundo común al cual estamos todos llamados a cuidar, preservar y minimizar los impactos que el progreso, mal manejado, puede provocar. 

Recientemente, fue publicado el trabajo que 22 instituciones en México han desarrollado para proponer medidas y mejores prácticas para la inversión sostenible y el buen gobierno corporativo para la agenda 2030 de Naciones Unidas en relación con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sustentable).  Ilusiona saber y ser testigo del compromiso de instituciones, del Consejo Coordinador Empresarial, el Pacto Mundial y académicos del IPADE Business School y del Tecnológico de Monterrey, unidos, por un propósito común, generar una agenda de iniciativas a favor del triple valor al cual todos los empresarios están llamados: valor económico, social y humano.

Bienvenidas las iniciativas de ESG, sin duda, parte de la agenda de los Consejos de Administración y de la Alta Dirección.

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Contacto:

Rafael Gómez Nava, Profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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