“No vengo a reformar nada, vengo a reventar el sistema”. Este es el mensaje electoral con que el español Alvise Pérez, conocido por difundir aspectos sensibles sobre políticos, consiguió cerca de 800,000 votos y se convirtió en eurodiputado en los comicios del domingo pasado, al igual que dos de sus compañeros de candidatura. 

Muy conocido en las redes sociales próximas a la extrema derecha, en las que se maneja como pez en el agua, Luis “Alvise” Pérez superó incluso los pronósticos de las encuestas y consiguió tres escaños para irrumpir en el Parlamento Europeo con la agrupación de electores Se Acabó la Fiesta.

Con ese nombre, toda una declaración de intenciones en sí mismo, y un discurso rupturista consiguió atraer el voto de protesta entre los hartos con la política española, que sufre un ambiente muy polarizado y crispado desde hace años entre la izquierda, en el poder, y la derecha, en la oposición. 

Obtuvo los mismos escaños que el movimiento izquierdista Sumar, que gobierna en coalición con los socialistas; y uno más que Podemos, otro partido español de la izquierda con representación desde 2014 en la Eurocámara y desde 2015 en el Parlamento español que formó parte del Gobierno de Pedro Sánchez en la anterior legislatura.

Tras conocerse los resultados, celebró el triunfo de las ideas de la libertad, de que la gente pague menos impuestos, además de promesas de deportación de inmigrantes y encarcelamiento de políticos.

De 34 años, Alvise Pérez se presenta como analista, consultor político y dedicado a “perseguir corruptos y criminales”.

Asegura que en solo cuatro días logró reunir 136,000 firmas de apoyo, muchas más de las 15,000 requeridas para poder concurrir a los comicios europeos. El boca a boca y las redes sociales hicieron su trabajo.

Más contexto: PP gana las europeas en España; a un mes de constituido, ‘Se Acabó la Fiesta’ de Alvise Pérez suma 3 eurodiputados

Alvise Pérez se declara en contra de ‘la corrupción y la partitocracia’

Durante la campaña electoral, recorrió las principales ciudades del país en una furgoneta negra repartiendo en mano hasta dos millones de papeletas de voto de su candidatura, fácilmente identificable por el logo de la agrupación: una ardilla con la máscara de la película “V for Vendetta”.

Él, la “ardilla principal”, como le gusta llamarse, dice rebelarse contra “la corrupción y la partitocracia”. Y ha prometido a sus seguidores que, con su entrada en política, “se le acaba la fiesta” a los “criminales”, entre los que sitúa al presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez. 

“No me pidáis hacerlos dimitir. No quiero eso, que después huyen a (República) Dominicana. Aquí a los corruptos, pederastas y criminales queremos meterlos en prisión”, según anima a sus simpatizantes para que se pongan del lado de la “resistencia”.

Opina que “el sistema está demasiado corrompido para ser reformado”, así que “hay que destruirlo a mazazos, tirar la mierda y construir la estructura” que se necesita “como superpotencia para triunfar”.

Pero esta no es exactamente su primera experiencia política; estuvo relacionado con algunos partidos centristas y durante años ha agitado las redes entre los círculos próximos a Vox, el principal partido español de extrema derecha, tercera fuerza del Congreso, con seis diputados en las últimas elecciones europeas.

Sin embargo, Alvise Pérez se distanció de Vox tras una crisis interna del partido y la salida de una de sus dirigentes más relevantes, Macarena Olona, con quien comparte amistad. 

Tras estos bandazos, optó por lo que ha denominado “la teoría del hostigamiento y la verdad sin ningún tipo de cortapisa”. 

“Soy un destructor”, afirma, y sus polémicas publicaciones contra políticos, muchas de ellas desmontadas como bulos por trabajos de verificación, así lo demuestran, incluso ha ido a juicio por ello.

En 2021, reconoció a un juez que publicó una falsa prueba positiva de coronavirus del exministro socialista de Sanidad Salvador Illa, sin comprobar la veracidad del resultado, con el argumento de que él no fue el primero que lo difundió. 

En la primavera de 2020, en lo más duro de la pandemia, Pérez sugirió que la exalcaldesa izquierdista de Madrid, Manuela Carmena, había recibido un respirador artificial en casa sin tener que desplazarse a un centro sanitario público, en un caso de trato de favor. La propia Carmena lo desmintió, explicó que no estaba siquiera enferma de Covid-19 y demandó a Alvise, que fue condenado judicialmente a indemnizarla con 5,000 euros. 

Con estos antecedentes llegan Pérez y sus compañeros al Parlamento Europeo, causando la misma sorpresa que en otras convocatorias lograron otros con discursos más o menos extravagantes, como el empresario José María Ruiz-Mateos y el que fuera presidente del Atlético de Madrid y alcalde de Marbella, Jesús Gil.

Con información de EFE.

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