Cuando Fernando Botero salió de su natal Medellín para estudiar a los grandes maestros de la pintura española, se fue con un duelo en el alma: que en su ciudad no hubiera un recinto relevante para el arte. Eso, a la postre, lo motivó a donar una buena parte de su majestuosa obra al Museo de Antioquia.
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María del Rosario Escobar, directora del museo, hizo énfasis en esa revelación durante la presentación de “Vía Crucis”, editado por Artika Books.
El proyecto editorial es resultado de un arduo esfuerzo de cuatro años. Éste asumió el desafío propuesto directamente por Botero, para recopilar en un libro 61 obras (34 dibujos y 24 óleos) de una serie, la cual resume el interés del artista colombiano por analizar un capítulo trascendental en la historia de la pintura, como lo es la representación de las últimas horas de vida de Jesús.
“Cada cuadro es una oportunidad para mirar, desde la óptica de este gran observador, cómo desmenuza las soluciones creativas que debieron asumir los artistas a lo largo del tiempo para representar situaciones muy complejas. Por ejemplo, cómo mostrar la pureza de la Virgen y el dolor frente a su hijo muerto”, reflexionó Camilo Castaño, curador del Museo de Antioquia, en Colombia, durante el acto.
En esta importante colección de obras realizadas en su etapa madura como pintor, Botero busca representar el dolor, la muerte, la tortura y la indiferencia frente a ello en el mundo contemporáneo.
Lo anterior es claramente perceptible en el cuadro que muestra a Jesús crucificado en medio de Central Park, en Nueva York. “A pesar de lo que está sucediendo en la escena, a nadie le importa. Y puede parecer también inquietante poner a Cristo en medio de este entorno urbano del siglo XXI”, manifestaron los especialistas.
La serie fue donada en 2011 por el propio Botero al cumplir 80 años. Esto, con el propósito de que el museo pudiera tener una colección que se volviera embajadora tanto del maestro como la institución y de la ciudad. “Y nos ha entregado una serie bastante rica en mensaje, contenido y desafíos también para el campo de la investigación”, resaltó Escobar.
A decir de los expertos, uno de los valores más relevantes del “Vía Crucis” es que Botero no entrega una obra religiosa, sino una obra de arte contemporáneo, en donde se muestra a un hombre y a unas mujeres, a su vez, partidas por el dolor, en medio de sus propias vicisitudes.
La portada de este libro de arte utiliza una imagen inédita, impresa sobre tela de lienzo, Se trata del óleo “Cerca de la Cruz” (2010). Ésta fue la única obra de la serie que el maestro decidió conservar para sí, como parte de su colección particular.
El ejemplar de estudio incluye textos inéditos de diversos especialistas, entre ellos, Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la Unesco.
Así, el Museo de Antioquia y el proyecto editorial se posicionan como una ventana para ingresar a la mirada profunda de un artista consolidado, cuya obra invita a repensar la relación que existe entre el arte, el dolor y la cotidianidad.
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