Por Camila Bernal / Forbes Colombia

‘Cumbiana’, el álbum número 16 de Carlos Vives, vio la luz en mayo pasado en un contexto jamás imaginado por el músico samario con más de 30 años de trayectoria. Sin embargo, aún con las circunstancias en contra, en medio de la pandemia mundial del coronavirus y de un aislamiento que en Colombia se extendió por ocho meses, terminó convirtiéndose en uno de sus trabajos más importantes: ya le ha significado tres premios Latin Grammy y un universo de exploración de la cumbia colombiana bajo su firma a través de un documental y un libro.

La decisión de lanzar música nueva en medio de un año de incertidumbre, explica en conversación con Forbes, no fue difícil y terminó dándose naturalmente. ‘Cumbiana’, un trabajo que equipara con ‘La tierra del olvido’, tiene fusiones de vallenato, porro y cumbia; además, visibiliza a la región de la Ciénaga del Magdalena, temas que para los colombianos —dice— terminaron siendo alivio en medio de la crisis.

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“Creo que la situación psicológica del momento hizo que su acogida fuera aún más grande de lo que pudimos haber esperado”, menciona, “extraño no haber salido a cantarlo, pero al mismo tiempo siento que sirvió para poner el tema de los humedales colombianos en el ojo público”.

El gran aprendizaje del año, al menos en materia profesional —explica— estuvo relacionado con el cambio que tuvo la industria del entretenimiento como consecuencia del aislamiento. “El 2020 me enseñó cómo promocionar un disco sin subirme a un avión o visitar una emisora”.

En cambio, pasó días enteros teniendo entrevistas virtuales, que alternaba con cenas con su familia y sesiones de música en vivo a través de plataformas digitales. De las grandes tarimas pasó a los conciertos pregrabados para empresas privadas y a las presentaciones en vivo con no más de 50 personas en medio de protocolos de bioseguridad. Todo en el marco de las nuevas formas que encontró para seguir trabajando y desarrollando su carrera.

“He hecho de todo, todos los artistas tuvimos que hacerlo: nos adaptamos. Creo que cualquier esfuerzo es válido en este momento para avanzar con la normalidad, pero también sé que todos esperamos que las cosas puedan volver a ser como eran antes. Si pienso en que lo fundamental de nuestro negocio o nuestro trabajo vaya a cambiar, creo que preferiría dedicarme a otra cosa”.

“He hecho de todo, todos los artistas tuvimos que hacerlo: nos adaptamos. Creo que cualquier esfuerzo es válido..”

Contrario a lo que pasó con la música, que avanzó en la crisis, el resto de sus proyectos y negocios tuvieron que ponerse en pausa. “El año había empezado bien, acabábamos de relanzar nuestro sello musical Gaira Música Local, habíamos firmado una gira que nos llevaría de regreso a los mejores escenarios de Europa y Estados Unidos, iba a volver a la actuación, con una serie de sobre fútbol que se desarrolla en mi barrio Pescaíto, y de repente todo se frenó”.

Gaira Café —negocio familiar que tiene junto a su hermano Guillermo Vives— también terminó sufriendo las consecuencias y para septiembre de 2020 anunció un cierre temporal que hasta ahora sigue sin fecha de reapertura. Como la mayoría de los restaurantes, en principio se volcaron a los domicilios e innovaron con menús que se compraban para ocho días y recetas diseñadas para preparar en air fryer; pero sostener una operación que incluía a 280 empleados y el mantenimiento de un lugar con capacidad para 1.000 personas se hizo cada vez más difícil, por lo que se preparan para volver presencialmente cuando las circunstancias lo permitan.

Foto: Andres Oyuela / Cortesía: Paola España Comunicaciones

Sobre el tema, Vives no se pronuncia debido a las diferencias entre socios que enfrenta la compañía, “desafortunadamente esta crisis le ha pegado muy duro a la industria de restaurantes y Gaira no ha sido la excepción. Actualmente estamos ante una situación desafortunada de diferencias entre los socios por lo cual no podría pronunciarme acerca de planes de reapertura ni futuros”, explica.

EL ‘UNIVERSO VIVES’

Lo que su equipo de trabajo ha llamado el ‘universo Vives’ es la suma de todos los proyectos que actualmente consolidan al samario como músico/empresario, y que tienen como base ese ‘why’, que él explica es el sentir colombiano que está impreso en todo lo que hace. Las líneas de trabajo más importantes de ese ‘universo’ son: su carrera artística como músico, su sello Gaira Música Local, su restaurante Gaira Café y su escuela de música Río Grande. A la cabeza de cada uno de esos proyectos está su esposa Claudia Elena Vásquez, gerente.

Respecto a la primera línea, la música, a diferencia de lo que se ha dicho sobre si el 2020 fue un “año perdido” Vives lo evalúa como uno de los momentos de mayor creación artística. Mientras las canciones de su disco ‘Cumbiana’ se popularizaban el año pasado, el músico le dedicó su encierro a la creación de ‘Cumbiana 2’, la segunda entrega de ese trabajo, que espera lanzar en un contexto más parecido al  de prepandemia.

Como artista, cuenta, el trabajo no le faltó nunca en el 2020 y eso lo comprueban las 21 pruebas PCR que se practicó solo durante ese año. “Hay una nueva generación de artistas que me siguen invitando a cantar, que me mandan canciones para que las intervenga, así que no hemos dejado de producir ni un solo día”. Su más reciente colaboración con el puertorriqueño Ricky Martin saldrá este mes en las plataformas digitales. Su video fue rodado a inicios de año en Puerto Rico.

Pero mientras la normalidad llega y las circunstancias le permiten volver a los espacios que extraña con sus fanáticos, “la gritería, la saltadera en los conciertos, la disfrutada de una canción bailando”, menciona que seguirá dedicado a la causa que adoptó como bandera: hablar de las problemáticas medioambientales del Río Magdalena y la Ciénaga Grande. Éstos —especialmente enmarcados en el proyecto de ampliación de la carretera Ciénaga-Barranquilla— de no hacerse cumpliendo altos estándares ambientales profundizará el deterioro de ese ecosistema.

Carlos Vives
Foto: Andres Oyuela/Cortesía: Paola España Comunicaciones.

En su documental El mundo perdido de Cumbiana, disponible en Amazon Prime, Vives presentó de primera mano esta situación, así como el recorrido musical que le significó la grabación de cada una de las canciones del disco, con artistas como Rubén Blades, Alejandro Sanz, Jessie Reyez, Ziggy Marley y Elkin Robinson. Dicho trabajo recibió el Latin Grammy a ‘Mejor video musical versión larga’, por lo que, dice, “podemos creer que el mensaje está llegando como nos lo propusimos”.

Su segunda línea, la de Gaira Música Local, avanza en medio de la búsqueda constante de nuevas estrategias que le permitan fortalecer a los artistas que acoge la marca.

“En 2019 habíamos hecho el relanzamiento del sello (que nació en 1993) por lo que teníamos preparadas participaciones en festivales con los artistas y otros planes que tuvimos que aplazar. El mismo aprendizaje que he tenido en mi carrera profesional en esta crisis lo hemos replicado con ellos. La meta es seguir trabajando”, argumenta.

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Parte de esa labor se vio reflejada en noviembre pasado, cuando el equipo de artistas de Gaira Música Local estuvo a cargo de la cuarta jornada de conciertos en línea de la franja ‘Música del Parque a la Casa,’ de la alcaldía de Bogotá. En el show participaron Esteban Nieto, Pacific Brothers, Distrito Especial y Gusi, artistas de ese sello.

La última línea de su ‘universo’ nació en 2016 y en 2020 tuvo que mudarse por completo a la virtualidad. Se trata de la escuela de música Río Grande, dedicada a la formación musical de niños desde los seis meses de edad, a través de programas que incluyen a los padres o que vinculan a los menores con un instrumento.

Antes de la pandemia, Río Grande también se dedicaba a dar asesorías a colegios en la formación de sus áreas de música, y a entregar opciones de integración en torno a la música para empresas de distintos sectores. Con el aislamiento, todos sus servicios se congelaron.

Foto: Andres Oyuela / Cortesía: Paola España Comunicaciones

Como ocurrió con todos los centros de formación del país, la escuela tuvo que aprender a enseñar en la modalidad virtual, lo que al tiempo le abrió las puertas al mercado internacional. “Pasamos momentos muy tristes al inicio de la pandemia, pero nos adaptamos y luego fue muy lindo ver a colombianos en el exterior que querían volver a conectar con sus sonidos, o a extranjeros que sentían curiosidad por la música de nuestro país”.

“Tenemos la preocupación de cómo seguir haciendo que el proyecto funcione, pero digamos que por ahora esos encuentros virtuales nos han ayudado a volver. Yo me he reunido por ese medio con niños de todo el mundo, cantamos, les cuento mitos y leyendas del río. Finalmente se trata de un aprendizaje que todos estamos teniendo en este proceso”.

MÚSICA Y FILANTROPÍA

El coronavirus también le enseñó a Vives, su familia y equipo a entender las necesidades de un sector que por años ha sido su prioridad: la comunidad del barrio Pescaíto y sus alrededores, en Santa Marta. A través de su fundación Tras La Perla —creada por el músico en 2015— entregaron cientos de ayudas a más de 1.200 familias vulnerables y nueve centros de salud de la ciudad.

Durante el aislamiento, su objetivo cambió temporalmente: de liderar acciones para el mejoramiento de la calidad de vida en la ciudad a través de ambiciosos proyectos de saneamiento, uso del deporte y educación, a la priorización de las necesidades básicas de la comunidad como garantizar la alimentación y el acceso a elementos para la protección del virus.

“Los primeros días de la pandemia, en marzo 2020, estábamos tan impactados que empezó la realidad a tocarnos la puerta. Vimos aún más de cerca lo que de verdad estaba pasando en los barrios donde trabajamos”.

Con el apoyo del Banco de Alimentos, Tras La Perla se sumó a la alianza Colombia cuida a Colombia, que reunió a sociedad civil y sector privado para mitigar el impacto negativo del COVID-19 en las poblaciones más afectadas.

Foto: Andres Oyuela / Cortesía: Paola España Comunicaciones

“Ha sido una tarea en la que hemos participado todos. Mi hijo Carlos Enrique, que vive en Santa Marta, ha estado en las entregas de alimentos junto a mi hermano Juan Enrique. Hemos ido a repartir puerta a puerta mercados y ayudas”, cuenta el artista. Además, en septiembre, la organización donó 61 computadoras portátiles a estudiantes de cinco colegios de esa zona con el fin de que pudiesen seguir teniendo acceso a sus clases a través de la virtualidad.

En sus cinco años, Tras La Perla ha logrado poner en marcha más de 35 proyectos en los niveles de barrio, ciudad y región a través de 56 alianzas estratégicas, con más de 40.000 personas beneficiadas directa e indirectamente y con un presupuesto ejecutado que supera los 8.000 millones de pesos.

La organización ha invertido cerca de $1.000 millones en iniciativas para mejorar la calidad de vida de esa comunidad y ha gestionado recursos adicionales por al menos $10.000 millones. Para el 2021, concluye Vives, la fundación continuará con sus proyectos de fortalecimiento del tejido social y de transformación de la infraestructura en el barrio Pescaíto. Sus actividades en materia de deporte, educación y construcción del tejido social se desarrollarán adaptándose a la “nueva normalidad” que dejó la pandemia.

“Los primeros días de la pandemia, en marzo 2020, estábamos todos tan impactados que empezó la realidad a tocarnos la puerta. Vimos aún más de cerca lo que de verdad estaba pasando en los barrios donde trabajamos”.

Artículo originalmente publicado en la edición print de Forbes Colombia. Marzo 2021.

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