- Piensa en décadas. A veces es más fácil echar un vistazo 10 años al futuro que un solo año a la vez. Si revisas la gran trayectoria de la historia a través del tiempo, los patrones se hacen más claros. El consejo es: mantén una perspectiva a largo plazo.
- Da dos pasos atrás para dar uno hacia adelante. Si quieres date una idea de cuánto cambiará el mundo en 10 años, debes mirar cómo era hace 20 o 30. Puedes darte la idea de cómo será el mundo en 2028 revisando cómo era en 1998. En ese entonces no teníamos internet, la telefonía móvil era una novedad.
- No imagines un solo futuro. Si te limitas a un solo escenario, lo más probable es que te equivoques y cuando llegue no estarás preparado. En su lugar, piensa a dónde podrían llevar a tu negocio los distintos resultados de la confluencia de fuerzas, así estarás en mejor posición para hacerle frente a lo que venga.
Guía básica para anticiparse al futuro, edición para emprendedores
Jake Dunagan ha dedicado buena parte de su vida a estudiar el futuro y a ayudar a organizaciones a prepararse para él. Ese conocimiento es aplicable también a las empresas, esto es lo que tienes que saber.
El futuro ciertamente es algo emocionante y lleno de promesas, y para los emprendedores es el sitio en el que vive la materialización de sus sueños y el fruto de su esfuerzo, sacrificios y dedicación. No obstante, el mañana también trae consigo la probabilidad del fracaso, de forma que buscar protección para los posibles escenarios que podrían impulsar o detener un negocio es clave para mitigar los riesgos que rondan a una empresa. Ése es el trabajo de Jack Dunagan.
Jack es director de investigación del Instituto para el Futuro (IFTF), una ONG que desde hace 50 años busca prever lo que viene. Su labor principal consiste en “imaginar y diseñar qué tipo de gobiernos serán necesarios para el siglo XXI y más allá, y tratar de construir gobiernos e instituciones que trabajen para la gente”, explica en entrevista con Forbes México.
Dunagan define al IFTF como “inventores sociales, ése es uno de nuestros rasgos, ayudamos a la gente a ser inventores sociales y a integrar mejores sistemas. Nuestro trabajo es ayudar a la gente a ver las posibilidades y responder a ellas más rápidamente”.
A pesar de tener permanentemente un pie en el futuro, Jake, un antropólogo visual de formación, tiene un especial interés por la historia, “estoy muy interesado en la cultura, la historia y las diferentes formas en que la gente hace lo que hace y cómo viven sus vidas. Tratamos de pensar en el futuro siempre echando un vistazo al pasado y al presente, tenemos que tener la película completa”.
“Quien no conoce su historia está condenada a repetirla” es una frase gastada, pero cierta en más de un sentido. Desde una perspectiva neurológica, explica Dunagan, se ha descubierto que “usamos las mismas partes del cerebro cuando recordamos que cuando imaginamos el futuro. Hay una condición natural en nuestros cerebros para ver el futuro en los términos de cosas que nos han ocurrido en el pasado y por las que pasamos en el presente, y tiene sentido, es una indicación de que debemos tener una historia, un pasado en nuestros cerebros para que podamos imaginar uno o distintos futuros”.
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Esa capacidad de imaginación es importante, advierte el especialista, dado que vivimos tiempos turbulentos, volátiles e impredecibles, de manera que “debemos prepararnos para lo que viene y ser capaces de responder rápidamente, no puedes enfocarte en un futuro, tienes que plantear un panorama con muchas líneas temporales y distintos escenarios”.
Para ayudar a los emprendimientos mexicanos a lidiar con el inevitable porvenir, el doctor en Estudios del Futuro, especializado en neuropolítica, diseño de gobiernos, futuros alternativos y comunicación de la previsión, ofrece tres consejos: