La X Cumbre de Líderes de América del Norte se anuncia con una agenda que muestra sintonía con los objetivos planteados en 2005 cuando bajo el esquema de una Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte, se pretendía fortalecer la integración regional a través de temas fundamentales para el desarrollo conjunto.

En el marco de una debilitada relación de México con sus vecinos del Norte del continente y de las controversias comerciales en materia energética, la Cumbre parece llegar en un momento de coyuntura política y económica para las tres naciones. Sin embargo, las expectativas son favorables respecto a los acuerdos que pueden generarse a partir de este encuentro trilateral, lo cual definitivamente podría representar la reactivación de importantes mecanismos de cooperación para el cumplimiento de compromisos regionales, por ejemplo, los adquiridos en la reciente COP27.

Dentro de los temas prioritarios en la agenda de la Cumbre la competitividad con el resto del mundo genera un gran interés pues posterior al 10 de enero, la inversión extranjera directa dentro de la región puede verse favorecida en tiempos de incertidumbre por las condiciones económicas globales para este 2023. Este repunte en materia de IED podría ayudar a que la región pase por la turbulencia económica con más certidumbre y menos afectaciones a la competitividad y eficiencia productiva. 

Ante la complejidad del escenario político en los Estados Unidos, el presidente Biden ha tenido que sortear temas en los que la cooperación con México poco le abonan (en el estado actual de la relación bilateral). Por ejemplo, en lo que toca a la seguridad y a la migración la Cumbre cae como “anillo al dedo” pues se detona la oportunidad para establecer compromisos de México que faciliten el logro de objetivos en la agenda nacional de los EE. UU.

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En este sentido, la detención de Ovidio Guzmán fortalece el posicionamiento de la Casa Blanca respecto a la relación con México, pues el combate contra el fentanilo es uno de los tres temas centrales de la agenda de Joe Biden en México. Con más de cien mil muertes en los últimos dos años, los Estados Unidos viven la epidemia de opioides más compleja de su historia, no solo por el impacto negativo en el sistema de salud pública, sino por la afectación al tejido social que requiere la generación de programas masivos de atención en diversos frentes, afectando por supuesto a los grupos más vulnerables (que ya de por si se ven afectados por el incremento en la pobreza y la afectación al poder adquisitivo). Esta operación de inteligencia es, a todas luces una clara señal de la urgencia que tiene para el gobierno estadounidense la acción conjunta y la voluntad política del gobierno mexicano para combatir el tráfico de narcóticos hacia el Norte del continente.

Como previo a su llegada a México, el presidente Biden también ha comprometido una visita a El Paso, Texas con el objetivo de dar prioridad al fortalecimiento de las acciones en una frontera compartida y en donde México, también ha tomado acción previa a la celebración de la Cumbre. 

De forma anticipada, y sin pronunciamiento del gobierno de México al respecto, Joe Biden anuncia que el gobierno de México ha aceptado el regreso de 30 mil migrantes indocumentados por mes con lo que se concreta el inicio de una agenda migratoria desde los Estados Unidos, en la que México tendrá desplegar recursos para la atención de los migrantes.

Con certeza, el presidente López Obrador deberá también aceptar compromisos en materia energética, que den certeza a los socios comerciales del Norte de que el clima para la inversión extranjera no solo es favorable, sino que goza de condiciones óptimas para el desarrollo de negocios sustentables y transiciones energéticas más amables con el medio ambiente.

Mecanismos como la Cumbre de Líderes de América del Norte, se desarrollan bajo el principio de la buena voluntad entre las naciones y (al menos en la teoría) buscan generar condiciones ganar-ganar entre los países participantes. En ese tenor, su décima emisión puede representar un parteaguas en el desarrollo político y económico de una región sumamente importante para el escenario global.

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