“Nuestra zona de confort es un lugar hermoso, pero allí no crece nada”. Elisabeth Kübler Ross

Cuando Blockbuster se fundó en 1985, se esforzó en crear una oferta que pudiera distinguirse de la competencia con un catálogo mucho más amplio, renta de títulos por mayor cantidad de tiempo, la posibilidad de llevarse varios ejemplares a la vez y un control de inventario con un sistema automatizado que podía detectar las preferencias de sus clientes. En dos años, la cadena “ya contaba con una cadena fuerte de tiendas propias y franquicias”.

¿Dónde está Blockbuster ahora?

Responder esa pregunta ayuda a explicar por qué es peligroso plantarse en la zona de confort en el entorno empresarial y laboral. Es una trampa: no siempre es fácil identificarla o, peor, no le cuesta convencer a los demás que no hay riesgos de mantenerse ahí. Pero sí que los tiene.

Por qué la zona de confort es una trampa

  • Cierra la puerta a oportunidades. Incursionar en un mercado o ampliar la oferta de una empresa implica invertir tiempo y recursos, y a la vez atrae y estimula talento valioso, nuevos inversionistas y clientes. Quedarse en el mismo sitio tiene el efecto contrario.
  • Frena el crecimiento. Llega el momento en que la empresa ya no es atractiva para crear colaboraciones, desarrollar una carrera profesional o llevar dinero, como clientes o inversionistas.
  • Se queda atrás. Las ventajas de la empresa dejan de importar, porque la competencia ya las superó y ofrece otras más convenientes, según los cambios del mercado.
  • No podrá recuperarse. El ritmo en que se crean negocios obliga a que las empresas busquen constantemente mejores soluciones para sus clientes, proveedores, colaboradores e inversionistas, y el mercado cambia a la misma velocidad. Dormirse en sus laureles se convierte en una tumba de la que ya no será posible salir.

Por eso hay que saber identificar si la organización ya cayó en la trampa o está muy cerca.

Cómo reconocer si la empresa es una zona de confort

  • Esa empresa, pequeña o grande, que ve cómo lentamente sus márgenes se van estrechando, que poco a poco va perdiendo clientes y capacidad de competir, y que sin embargo siguen tratando de hacer lo que siempre han hecho, lo que saben hacer, aunque eso ya no sea suficiente.
  • No hay liderazgo: En la empresa familiar se puede reconocer que el liderazgo no existe o es deficiente porque los puestos directivos clave los ocupan parientes con poca iniciativa o poca ambición. No desean arriesgarse y dejan que las cosas sigan su curso, abrazando una falsa sensación de seguridad.
  • No hay estímulos: Es decir, hay pocos o nulos incentivos para la plantilla laboral, no se procura espacio para aprender y tampoco se crean condiciones para nuevos proyectos o ideas desde cualquier área o nivel.
  • No se toman riesgos: Al ir a la segura, no se buscan nuevas inversiones o emprendimientos que le den una vuelta a lo que ya funciona. Por evitar un riesgo —que siempre habrá en la empresa familiar— también se pierde una nueva fortaleza.
  • No se busca refrescar las operaciones, los modos de trabajo o los puestos de liderazgo: Lo que siempre ha funcionado se mantiene. Mientras tanto, allá afuera, la competencia usa nuevas herramientas que reducen costos, gastos y vuelven más eficientes y efectivos sus procesos, suma talento valioso para estar vigente en la industria, está siempre actualizada e innovando.

“La zona de confort es una trampa en la que cualquier empresa, del tamaño que sea, puede caer.”

La zona de confort es una trampa en la que cualquier empresa, del tamaño que sea, puede caer. Eso le pasó a Blockbuster y Kodak, por ejemplo. Hoy día, la primera ya no existe y la segunda sigue ahí, pero ya no es referencia cuando se trata de fotografía o cámaras de uso no profesional: para eso está cualquier celular.

Así que la dirección debe mantener vivo su espíritu de riesgo, estar abierta para aprender algo nuevo, y si por alguna razón no sabe por dónde empezar, acercarse a consultoras o profesionales con diferentes puntos de vista que nutran la estrategia. Seguro, dará miedo, incluso será complicado, ¿pero qué cosa que vale la pena es realmente sencilla?

“El mejor consejo que alguien me ha dado fue ‘hazlo asustado’. Y no importa si tienes miedo, sigue adelante y hazlo de todos modos porque también podrías hacerlo asustado, así se hará y lo harás siéntete mucho mejor si sales de tu zona de confort”. Sherri Shepherd

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