Por estos días se celebra el 50º aniversario de Libertango, una de las obras cumbres del instrumentista, compositor y director de orquesta argentino (precisamente marplatense), Astor Piazzolla, que marcó un hito no solo en la historia del tango, sino de la música en sí y sobre todo, en la ciudadana, en la de Buenos Aires, la que creció al lado del puerto.

Libertango, compuesta por Astor Pantaleón Piazzolla en 1974, es una de sus composiciones más famosas, y combina elementos del tango tradicional con influencias del jazz y la música clásica, de la forma en que solo él pudo hacerlo.

De más está decir que Libertango se ha convertido en una pieza icónica no sólo dentro del ámbito del tango sino también en el mundo de la música en general y que ha sido versionada en innumerables géneros, desde el pop con Grace Jones, en Libertando (I’ve seen that face before) o la versión jungle drum & bass de los inolvidables porteños de Ultratango, la banda de Leo, Gastón Satragno y Braulio D’Aguirre.

Libertango original: ‘la nueva música de Buenos Aires”.

El enfoque innovador de Piazzolla hacia el tango, caracterizado por armonías y ritmos complejos, así como por interpretaciones virtuosas, revolucionó el género y le valió el reconocimiento mundial, aunque tuvo detractores en Argentina, por haber alterado los ‘dogmas’ del 3 por 4 (ritmo del tango).

En su disco “En vivo en el Olympia de París” (Olympia 77), Astor media el concierto diciendo (originalmente en francés) “esta es la nueva música de Buenos Aires” y con Libertango resume todo: su estilo único, ritmo palpitante, melodías apasionadas, coronadas con monumentales arreglos.

Por eso, celebrar el 50º aniversario de Libertango, se trata de un homenaje al legado inalterable de Piazzolla y sus múltiples contribuciones, absolutamente disruptivas, a la música popular argentina, el tango.

De acuerdo al periodista argentino, Marcelo Gobello, “en mayo de 1974, Astor Piazzolla lanza el primer disco de lo que podríamos llamar su período italiano, en el cual experimenta con una base eléctrica de jóvenes músicos italianos vinculados al jazz, una pequeña orquesta de 10 miembros y una nueva estética sonora y compositiva”.

Es que Piazzolla le puso batería, guitarra y bajo eléctrico, piano, sintetizador, percusión, saxo y hasta flauta traversa, a sus composiciones más extrovertidas, sin dejar de apelar al contrabajo o a la formación tanguera clásica, como se conoce alrededor del mundo. Una suerte de Weather Report, pero del tango.

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Libertango de Piazzolla cumple 50 años: el legado de un clásico ‘inoxidable’, que cada día suena mejor

De acuerdo a Gobello, “Astor viaja a Italia en el mes de marzo de 1974 y se instala en Roma en un departamento cercano a Piazza Navona. Allí firma finalmente un contrato de producción y grabación con el italiano Aldo Pagani y a instancias de éste, graba en la ciudad de Milán un trabajo totalmente distinto a todo lo hecho hasta el momento”.

El informe periodístico que cita a Gobello, también revela la anécdota de su hijo, Daniel Hugo Piazzolla, también compositor, quien cuenta la historia de Libertango con precisión: “Al poco tiempo de establecerse en Italia papá nos manda a los fanáticos de él, incluyéndome, por supuesto, un casette con una grabación de baja calidad de Libertango y otros temas de esta nueva serie que había compuesto. Cuando escuchamos eso nos quisimos matar (dixit), porque era espectacular. Aparte, era un Piazzolla muy distinto al del noneto y del quinteto, que eran los grupos anteriores a este disco. Y así fue como el tema Libertango pasa a ser número 1 en todas las jukeboxes de Italia y al poco tiempo le entregan el premio Sagitario de Oro”.

En la nota de 0223 Entra para Enterarte, Gobello cuenta además que “así es como graba en los estudios Mondial Sound de Milán, Libertango, junto a un pequeño grupo de sesionistas italianos y orquesta, dando un giro a su música, más rítmica, accesible y directa, pero igualmente genial”.

Gobello dice además que fue Libertango “la llave para el comienzo de la conquista definitiva del público europeo, que además del célebre tema homónimo el disco contiene varias piezas brillantes y una nueva versión de Adiós Nonino que es mucho más interesante y adelantada de lo que su mala fama presupone: una versión sin cuerdas ni piano, con bajo eléctrico, batería, bandoneón doblado y un órgano que aparece sobre el final del tema que se asemejaba a lo que hacía el inglés Keith Emerson con su grupo progresivo Emerson Lake & Palmer”.

El periodista precisó además que “los músicos que tocaron como base rítmica de ese disco, fueron Pino Presti en bajo y Tullio de Piscopo en batería, quienes solían formar parte también de la banda europea de acompañamiento del saxofonista norteamericano Gerry Mulligan”.

En fin, han pasado 50 años y es innegable que la intensidad de Libertango no ha dejado de estar vigente ni un solo momento: de ser algo así como la banda sonora de la Buenos Aires más ajetreada, de una visión de futuro que hizo que la pieza sea considerada como una de las más bellas y transgresoras del mundo musical, y tan moderna, que ha podido fundirse sobre un beat drum & bass, causando la misma sensación y de esta forma, cautivando a las generaciones más jóvenes.

Con información de 0223 Entra para Enterarte.

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