Kai Höss, uno de los nietos del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, confronta la culpa de su abuelo, en una entrevista con la revista “Der Spiegel” y en un documental titulado “La sombra del comandante”, en el que también aparece su padre Hans Jürgen Höss.

“Hay sangre en las manos de la familia Höss”, dice Kai en el documental.

Una frase que explica en la entrevista al ser preguntado acerca de ella: “Naturalmente no somos culpables. Pero una especia de culpa de sangre nos alcanza, porque durante mucho tiempo no nos confrontamos con los crímenes del abuelo”, dijo.

El silencio acerca de los crímenes, según Höss, hace que la culpa pase de una generación a otra.

La primera vez que Kai Höss supo de los crímenes de su abuelo fue en sus tiempos del colegio, al comienzo de la secundaria.

“Estaba en el sexto o séptimo curso y hablamos en clase del Holocausto, cuando se mencionó el nombre de Höss se me despertó la atención y le pregunté a mi madre si teníamos algo que ver con ese hombre. Mi madre dijo que ese hombre era mi abuelo, nunca antes habíamos hablado de él”, dijo.

“Más tarde, cuando tenía 16 o 17 años, antes de ir al ejército, leí los apuntes autobiográficos que Rudolf Höss había escrito en la cárcel después de la guerra. Quedé horriblemente golpeado y asqueado. Mi abuelo era el genocida más grande de la historia de la humanidad”, explicó.

Al ser preguntado acerca de un pasaje de las memorias de su abuelo, en la que éste dice haber tenido piedad con sus víctimas, el nieto asegura no creer en el arrepentimiento del comandante de Auschwitz.

“Al menos Judas, el traidor a Jesús, sintió ira y desesperación. Arrojó en el templo las monedas que había recibido y se ahorcó. Rudolf Höss, en cambio, lo único que quería era maquillar su imagen”, recalcó.

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Nieto del comandante de Auschwitz afronta culpabilidad en documental sobre su abuelo

En su casa, Kai Höss nunca oyó hablar del Holocausto. “Mi familia vivía una vergüenza colectiva, eso explica el silencio persistente”, sostuvo.

La abuela, Hedwig Höss, después de que su marido fuera ahorcado por crímenes de guerra, se fue a vivir al sur de Alemania, donde nadie la conocía, con sus cinco hijos y no abordó nunca el tema.

Se dice que Hedwig Höss se suicidó en EU en 1989 tomando veneno durante una visita a su hija Ingebritt en Arlington.

“Eso nos contaron, que compró un billete de ida a Arlington y luego tomó veneno. En la lápida de su tumba en Arlington dice sólo “Mutti” (mami), no tiene ningún nombre”, relató.

Ingebritt Höss murió en 2023 y negó siempre el Holocausto. Entre ella y su hermano Hans Jürgen, el padre de Kai Höss, se rompió toda comunicación hasta su muerte. Otro de los hermanos, Klaus Höss, murió alcohólico en 1986.

“Si miramos hacia atrás hay que decir que los crímenes de mi abuelo atomizaron la familia. Yo tampoco tengo contacto con mi hermano Rainer, tres años menor que yo”, dijo Kai Höss.

Para el documental, dirigido por Daniela Völker, Kai y su padre Hans Jürgen Höss visitaron Auschwitz.

“Para ambos, el viaje a Auschwitz fue triste y doloroso. Mi padre estaba sinceramente consternado al ver el crematorio y bajo el patíbulo en el que murió ahorcado su padre en 1947 dijo desesperado que quisiera volver atrás el tiempo y hacer que nada hubiera pasado”, dijo Kai Höss.

Hans-Jurgen Höss vivió de niño en Auschwitz. En la película dice que allí tuvo una hermosa infancia. 

“No soy psicólogo”, dijo Kai Höss al ser preguntado si realmente cree que su padre no se dio cuenta de lo que ocurría con los judíos en el campo de concentración.

“Pero creo que mi padre no quiso enfrentarse a la verdad durante mucho tiempo porque era muy dolorosa. Ahora ha tenido el valor de mirar el abismo”, agregó.

Con información de EFE

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