Por Elías González Rogel*

Durante los últimos meses me he reunido en varios foros con empresarios de la industria agroalimentaria, todos dueños y directores de empresas dedicadas al campo. Algunos en Culiacán, otros en Guadalajara y el bajío, otros en Michoacán e incluso algunos en la Ciudad de México.

El motivo de estas reuniones fue discutir sobre las instrumentos financieros disponibles para mitigar los riesgos en la variación del tipo de cambio, del costo de sus insumos y del precio de venta de sus productos (i.e., opciones, futuros y derivados). Para mi sorpresa, la mayoría desconocía su existencia y el funcionamiento de estas herramientas.

Otro grupo, los menos, las conocían pero no las usaban. Solo unos cuantos, contados con los dedos de una mano, aprovechaba sus beneficios. Lo discutido en esas sesiones puede ser de utilidad y valor para sus negocios, por tanto sería deseable que se implemente en beneficio de sus empresas, empleados, proveedores y comunidades. Algo que sucedió en todas estas reuniones sin excepción y atrajo poderosamente mi atención fue que en algún momento la conversación se convirtió en un ejercicio de catarsis en el que estos empresarios coincidieron en lo complejo de su presente y lo nebuloso que perciben su futuro en torno a tres grandes temas:

Luchar contra el tipo de cambio

Las audiencias estaban conformadas por empresarios especializados, tecnificados, con acceso a asesoría profesional y con disponibilidad de recursos. La mayoría de ellos son exportadores de, entre otras cosas: berries, tomate, cebolla, berenjena, espárragos y aguacate a mercados como Norteamérica, Europa y Asia. En todos los casos la fortaleza del peso frente a las monedas internacionales se ha convertido en ventas facturadas en otras monedas que representan una cobranza de menos pesos. Es un factor sobre el que no tienen control y sobre el que solo algunos de ellos tienen estrategias para mitigar su impacto.

Si comparamos el tipo de cambio FIX promedio de 2022 publicado por el Banco de México en el Diario Oficial de la Federación (20.1205 pesos por dólar) con el de 2023 (18.8399 pesos por dólar) y con el promedio de los primeros cuatro meses de 2024 (16.9466 pesos por dólar), el impacto en términos de peso ha sido significativo. El efecto en la apreciación del peso ha representado un decremento en ventas del 15.8% en pesos. Algunos de estos empresarios se han beneficiado por la reducción del costo de algunos de sus insumos importados. Sin embargo, el efecto neto, según reportan, es negativo.

La sequía

La sequía y/o el retraso en el inicio de la temporada de lluvias es otro factor que tiene contra las cuerdas al campo mexicano. Si bien algunos de estos empresarios cuentan con la tecnología de riego por aspersión, reportan que la disponibilidad de agua en sus pozos profundos ha disminuido. La situación es angustiante para aquellos que dependen del temporal por el tipo de producto que cultivan, por las grandes extensiones de tierra que ocupan y por la imposibilidad de gestionar la perforación de pozos.

Los apoyos del gobierno al campo

El tercer factor que refieren los empresarios del sector es el cambio en los incentivos y apoyos que ofrecía el gobierno al campo. La disponibilidad de financiamiento subsidiado, fertilizantes a precios accesibles y el apoyo mediante precios de garantía justos han sido prácticamente nulos en esta admministración federal. “En momentos como este nos ayudaría contar con el apoyo del gobierno. Sería la diferencia entre sobrevivir y morir”, afirmó Mauro, un agricultor del noroeste, quien además afirmó que varios empresarios han decidido abandonar esta actividad porque dejó de ser negocio.

Reflexión

Derivado de los apagones generalizados recientemente por el exceso en la demanda de energía eléctrica, he escuchado a analistas en los medios hablar sobre la necesidad de cuantiosas inversiones en este sector. Uno de los argumentos más usados para justificarlo ha sido la imperiosa necesidad de mantener la autonomía energética del país para asegurar nuestra libertad e independencia. En paralelo, me parece que no puede haber independencia alimentaria si no se apoya al campo en estos momentos de adversidad.

Las necesidades de nuestro país son muchas y variadas y es evidente que los recursos con los que cuenta el país son insuficientes. Hoy, sin embargo, parece oportuno amplificar el grito de ayuda del sector para repensar cómo se usan los recursos escasos con los que cuenta el país. El escenario más grave sería depender de las importaciones y con ello poner en riesgo nuestra libertad e independencia.

Contacto:

*Profesor del área de Dirección Financiera en IPADE Business School

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