En la búsqueda de un estilo de vida activo y saludable, a menudo pasamos por alto los intrincados mecanismos que nos permiten movernos con facilidad. Al igual que una máquina bien engrasada, nuestros cuerpos dependen de la coordinación armoniosa de varias articulaciones y músculos para navegar por el mundo que nos rodea. Sin embargo, a medida que envejecemos, estos mecanismos pueden fallar, dejándonos vulnerables a una de las amenazas más importantes para la salud de las personas mayores: las caídas.

Más allá de las quejas estacionales de alergias y dolores de cabeza sinusales, existe una causa menos conocida de problemas de accesibilidad: el seno del tarso, una estructura pequeña pero necesaria dentro del pie. Responsable de ayudar al movimiento alrededor del tobillo, el seno del tarso puede inflamarse, dificultando el movimiento del pie y el tobillo, un factor que a menudo se pasa por alto en actividades como pickleball, swings de golf o incluso paseos casuales. El podólogo certificado Dr. Alan Shih enfatiza la importancia de abordar las deficiencias de movimiento del tobillo, lo que puede reducir significativamente el riesgo de caídas entre la población de edad avanzada.

Las estadísticas muestran que las caídas son una de las principales causas de muerte entre las personas mayores: un tercio de los adultos mayores de 50 años mueren por fracturas de cadera en el plazo de un año. Sin embargo, la clave para reducir este riesgo radica en abordar problemas aparentemente inofensivos como el movimiento limitado del tobillo o la rigidez muscular. El enfoque del Dr. Shih implica comparar estos problemas con una rueda oxidada, con intervenciones como inyecciones antiinflamatorias y terapia de ondas de choque que sirven como el proverbial WD-40, restaurando la movilidad y previniendo caídas.

Un culpable común que contribuye a la restricción del movimiento del tobillo es la tensión de los músculos de la pantorrilla, consecuencia de estar de pie durante mucho tiempo o de un estiramiento insuficiente. Si bien el estiramiento sigue siendo la base de la atención preventiva, la naturaleza densa de los músculos de la pantorrilla a menudo requiere intervenciones más intensivas, como la terapia con ondas de choque. El tratamiento utiliza ondas sonoras intensas para suavizar los músculos, proporcionando una mayor movilidad y reduciendo las caídas debidas a la rigidez de los músculos.

Sin embargo, no todos los problemas de movilidad se deben a causas musculoesqueléticas, a veces, los nervios comprometidos también pueden contribuir a la debilidad o dificultad con el movimiento del pie. De manera similar a la sensación de tener un brazo entumecido después de dormir en una posición incómoda, la compresión nerviosa puede bloquear señales esenciales para el movimiento. El Dr. Shih comparte además:

“Cuando te quedas dormido sobre tu brazo y se adormece, tus nervios no mueren. La presión sobre el brazo detiene el flujo sanguíneo, lo que provoca una sensación de zumbido y hormigueo. Sacudes un poco la mano y la mueves, y empiezas a sentir de nuevo el brazo y la mano. Aunque no siempre es quirúrgico, eliminar el punto estrangulador de un nervio también puede ayudar a mejorar la función de la pierna y el pie”.

Abordar estos problemas nerviosos, ya sea quirúrgicamente o no quirúrgicamente, tiene el potencial de restaurar la función y reducir el riesgo de caídas, lo cual es invaluable para las personas mayores que desean mantener su independencia y calidad de vida.

A medida que la movilidad disminuye y la necesidad de “cuidar tus pasos” se convierte en un estribillo constante, las personas pueden verse confinadas por el miedo y las limitaciones. Sin embargo, al abordar los factores subyacentes que contribuyen al riesgo de caídas, se espera una sensación renovada de confianza y vitalidad, lo que permitirá a las personas navegar en su entorno con mayor facilidad y seguridad.

La búsqueda para reducir el riesgo de caídas entre las personas mayores representa un paso crucial hacia mejorar la calidad de vida y preservar la independencia. Al reconocer la intrincada interacción de articulaciones, músculos y nervios que sustentan la movilidad, los proveedores de atención médica pueden ofrecer intervenciones específicas que aborden problemas subyacentes y capaciten a las personas para envejecer con gracia y dignidad. Como demuestra acertadamente el Dr. Shih, el camino hacia una movilidad más segura y segura comienza con un enfoque holístico, uno que priorice la prevención, la intervención y, sobre todo, la creencia de que cada paso seguro es algo que puede tener un impacto profundo en su vida.

 

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