Por: Jimena Cándano*

La incertidumbre es nuestra eterna compañera; sin embargo, generalmente es muy discreta y nos hace pensar que tenemos el control de nuestras vidas. Muchas veces no notamos que está ahí, aunque esté claramente presente sobre nuestra espalda. 

Creemos a todo momento que estamos seguros, que todo va bien con nuestra salud, empleo, la familia, amigos, relaciones y libertad. Sinceramente son cosas que rara vez nos cuestionamos, a menos que algo suceda y ponga en riesgo el buen funcionamiento de algunos de estos puntos. 

En lo personal, nunca me imaginé viviendo una situación como la que ahora vivimos, se siente irreal, tan de película de ficción que a veces hasta imagino que en cualquier momento aparecerá un súper héroe y nos rescatará. En el mejor de los casos se llamará vacuna, desafortunadamente, aún le falta mucho por llegar. 

Hay momentos de preocupación, angustia y desesperanza, sobre todo al ver las noticias, al pensar en toda la gente que no pudo decirle adiós a sus familiares, que no pudieron despedirlos, abrazarse y llorar. 

También hay momentos de mucha esperanza cuando vemos los grandes actos de amor del personal médico, aseo y seguridad de hospitales, así como el de los ciudadanos regulares. Siento mucha esperanza cuando veo saturadas mis redes de opciones para ayudar. Como siempre la sociedad civil sacará a nuestro país adelante. 

A la vez reparo en que no puedo cambiar la circunstancia, pero sí la forma en la que la vivo y pensar en los privilegios que esto significa, es una maravilla pasar más tiempo con mi familia, sé que esto en algún momento va a terminar y no volveré a estar tanto tiempo gozando de los míos, sin la prisa, el tráfico o las preocupaciones de diario. 

El pensamiento que más me mueve y más irrealidad me genera es ¿nos volveremos a ver?, ¿podremos volver a abrazarnos con normalidad? Ok, tal vez no a todos, pero deseo enormemente por lo menos hacerlo con mi familia, ¿podremos organizar las reuniones que se nos hacían tan comunes de todos los hermanos, sobrinos, primos y demás que dábamos por sentado?

¿Sabremos valorar a partir de ahora esos momentos comunes? Espero que sí, espero que todas y todos podamos regresar, más fuertes, más solidarios y valorando desde lo más pequeño hasta lo más grande. ¡Espero que nos veamos pronto!

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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