Por Alejandro Valdez

Cuando se pierde a un ser querido, vivimos un duelo, dividido en cinco etapas: Negación, Enojo, Negociación, Depresión y Aceptación. Pero, ¿sabías que lo mismo sucede cuando una persona padece pérdida auditiva?, porque atraviesa exactamente el mismo proceso una vez que ha sido diagnosticada. Por increíble que esto parezca, así es.

En la tanatología, la palabra ‘duelo’ representa la pérdida de algo con lo que se ha creado un vínculo o una relación afectiva, puede estar relacionada con el trabajo, la pareja, los hijos, una casa, o con nosotros mismos, con nuestro cuerpo.

Ahora, imaginemos que esa ‘perdida’ ocurre en nuestros oídos y que dejamos de percibir los sonidos paulatinamente o, como a veces sucede, de forma súbita y sin previo aviso. Y lo peor, sin una solución reversible en la mayoría de las veces.

Sin temor a equivocarme, puedo estar seguro que nuestra primera reacción será de Negación, de rechazo rotundo a aceptar que nuestra audición no volverá a ser la misma, porque tenderemos a pensar a que es provocada por un tapón de cerilla en el oído, o quizá porque nos entró agua y por eso ya no oímos bien; o si vamos más allá, decidimos consultar varios médicos, buscando una segunda opinión porque concluimos que el especialista se equivocó y que esa pérdida auditiva es un diagnóstico erróneo. Si bien esto puede ser nuestra mejor opción, no lo es en la mayoría de los casos.

Pero, ¿qué pasa si al pasar de los días la audición no regresa?, sigue perdida en el metaverso, fingimos que hay mucho ruido externo y que esa es la razón por la que no alcanzamos a entender lo que nos dicen y no se puede evitar el enojo, y la molestia, que en ocasiones llega a ser mucha. Nos preguntamos ¿por qué a mí?, ¿qué hice para merecer esto? Y el Enojo crece conforme nos damos cuenta de que no hay vuelta atrás, no oímos bien, no oímos. 

¿Ya nos tienes en Facebook? Danos like y recibe la mejor información

El proceso sigue con una Negociación interna y haciéndonos promesas con tal de que mágicamente podamos volver a oír como antes: ‘si no necesito audífonos, prometo revisar mis oídos cada mes’; ‘si recupero mi audición, llevaré a toda mi familia a revisarse cada seis meses’, etc., etc.

En realidad, el panorama no cambia, la hipoacusia persiste, y es cuando se presenta otra etapa, la Depresión, sentimos tristeza a pesar de que sabemos que el uso de audífonos puede solucionarlo, pero creemos que ya no volveremos a ser los mismos, que nos verán extraño ahora que utilizamos Auxiliares Auditivos (aunque en el mercado existen infinidad de modelos que pasan desapercibidos), e incluso aparece la inseguridad, porque el sentir que dependemos de un dispositivo para poder escuchar, aunque éste cuente con tecnología y diseño muy avanzados, nos hace sentir vulnerables.

Y pues, pasados los días, semanas y meses, caemos en cuenta de que, gracias a esta gran decisión que tomamos de adaptarnos al uso de ese pequeño Auxiliar Auditivo, nos hemos visto beneficiados porque hemos recuperado la audición y aquellas conversaciones perdidas; se puede volver a oír y en la mayoría de los casos, oír muy bien. Y es aquí cuando por fin Aceptamos que vivimos con pérdida auditiva y que un Auxiliar Auditivo sí hace la diferencia.

Pero ¿cuánto cuestan y dónde los venden?, ¿qué exámenes se necesitan para tener un diagnóstico? De acuerdo con los médicos especialistas en la audición, una audiometría realizada en un consultorio te dirá en qué estado se encuentran tus niveles de audición.

El costo de un Auxiliar Auditivo puede variar, puede ir desde los $20,000 hasta los $70 mil cada uno, dependiendo de qué tan inteligente quieres que sea, porque en esta época, hasta estos dispositivos tienen tecnología con Inteligencia Artificial. Dependerá de dónde acudamos a realizarnos el examen, éste puede ser gratis, solo hay que cerciorarse de que sea un especialista calificado y que te los programen personalizados a tu pérdida auditiva.

En conclusión, las etapas del duelo cuando se pierde a un ser querido son similares a las que se atraviesa cuando nos es diagnosticada una pérdida auditiva; sin embargo, el tiempo en ambos casos juega un papel muy importante; en el primer caso ayuda a sanar la herida, pero en el segundo, puede agravar la hipoacusia si no se atiende. Por favor, ¡tómalo en cuenta!

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Por Alejandro Valdez, director Starkey México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México