Por Eduardo Navarrete*

La felicidad es mucho más que un estado emocional, de acuerdo con Aristóteles. Se trata, en sus palabras, del resultado de nutrir la vida a través del proceso de la virtud y del desarrollo del carácter y la razón.

Pero, ¿se pueden establecer variables objetivas para medir el estado de la felicidad en la especie humana? La empresa Gallup parece levantar la mano y así publica el Informe Mundial de la Felicidad 2024.

El informe de este año no solo versa sobre qué países son percibidos como los más felices, sino que profundiza en cómo diferentes grupos etarios perciben la felicidad, una variable tan compleja como reveladora.

A medida que asimilamos el hecho de que Finlandia permanece en la punta por séptimo año consecutivo, son las fuerzas subyacentes en Serbia, Bulgaria, Letonia y hasta el Congo las que captan la atención. Estas naciones ascendieron significativamente en las clasificaciones de felicidad, lo que lleva a preguntar: ¿qué hicieron estos países y cómo repercute esto en la vida cotidiana de sus ciudadanos a largo plazo?

En cambio, Estados Unidos salió del del top 20, revelando un declive significativo de la felicidad entre sus ciudadanos menores de 30 años. Este descenso en la felicidad relacionado con la edad no es exclusivo de Estados Unidos, parece un patrón que resuena en Norteamérica y en Europa Occidental.

Razones, parecen sobrar y estar a la vista: inestabilidad económica, precariedad laboral, preocupaciones ambientales, disminución de las interacciones sociales análogas, presiones políticas, conflictos bélicos como parte del nuevo orden mundial y un panorama complejo e inestable por delante.

Ya que se mide, pongamos KPIs

¿Qué pasaría si la formulación de políticas y planes nacionales de desarrollo estuvieran guiados, normados y medidos tanto por los índices de felicidad de sus jóvenes, como por sus indicadores económicos. ¿Qué tanto cambiaría la película que estamos viendo a nivel local y global?

Este informe también puede ser útil como radar. Entre líneas, apunta que los países con las mayores tasas de felicidad entre sus jóvenes cuentan con robustas estructuras de apoyo social, priorizan la salud mental y fomentan la participación comunitaria.

Pero ahora que se clasifica el impacto de la felicidad por edad nos enteramos de que niños y jóvenes en Lituania son los punteros, mientras que los ancianos daneses son los más felices entre los mayores. Por encima de lo anecdótico, esta segmentación invita a legisladores y gobiernos de todo el mundo a estudiar con detalle las variables y constantes que prueban que grupos sociales específicos disfrutan más que otros su dinámica social.

Aquí hay otros datos

Sobre cualquier dato y demografía, vale la pena parar un instante y cuestionar la esencia de la felicidad, así sea sobre el terreno personal. Por encima de un bienestar hedónico y fugaz, ¿qué es aquello que genuinamente enriquece la vida?

La búsqueda de la felicidad, tan subjetiva y estratificada, sigue siendo una aspiración universal que puede ser delineada tangencialmente por un reporte, pero que, como decía Marcel Proust, no consiste en encontrar nuevas tierras, sino en ver con nuevos ojos.

Contacto:

* Eduardo Navarrete es especialista en Estudios de futuros, periodista, fotógrafo y Head of Content en UX Marketing.

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/eduardo-navarrete

Mail: [email protected]

Instagram: @elnavarrete

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