“La sucesión debe ser vista como un proceso y no como un evento”.

La planeación, como la administración también sigue un proceso o fases para su adecuada implementación y de este modo poder evitar o disminuir lo más posible decisiones erróneas, que puedan causar perdidas graves o hasta la vida de la empresa y la perdida de la unión y armonía familiar. El simple hecho de salir de una habitación, o ir a cenar o sembrar una labor, requiere una planificación.

La sucesión en la empresa familiar es un proceso complejo que requiere planificación. En este proceso, el período de transición comienza cuando se decide incorporar a los integrantes de la próxima generación a la empresa, y termina cuando los fundadores en control de la gestión, la administración es decir la presidencia del Consejo y se retiran y por último o vida después de la muerte la propiedad. Los sucesores heredan un legado que deben enriquecer, cuidar, multiplicar y entregar a la siguiente generación, como la parábola de los talentos, recibes dos y entregas cuatro o más.

Se ha señalado que al menos existen dos factores que tienden a dificultar la implantación de procesos formales de sucesión:

a) El hecho de que la mayoría de las empresas familiares son pymes, siendo que este tipo de empresa se caracteriza por no estar muy habituada a la planificación estratégica.

b) La planificación de la sucesión requiere de un importante esfuerzo del fundador y los miembros de la familia para abordar cuestiones de índole afectiva, psicológica y patrimonial, que las familias habitualmente prefieren no afrontar o diferir para evitar los conflictos que pudieran alterar la armonía familiar. Es necesario en muchas ocasiones que para iniciar un proceso de planeación antes debe ocurrir un serio problema o causa de fuerza mayor, como la discapacidad del fundador o director general.

Las estadísticas de empresas familiares señalan que cuando hay cambio generacional es cuando empiezan los problemas. El fundador o los líderes de cada generación, según el caso, deben involucrarse de lleno para evitar que este tipo de problemas se produzcan.

Los trabajos de investigación indican que, en la mayoría de los países, tan solo entre un 10 y un 15% de las empresas familiares planifican la sucesión. En su mayoría se trata de empresas medianas; pero estas empresas que planifican la sucesión son las que tienen mayor posibilidad de superan con éxito el cambio generacional.

Para que haya continuidad en una empresa familiar, debe conseguirse que el proceso de sucesión sea exitoso a través de las sucesivas generaciones de la familia.

La sucesión con el tiempo es inevitable y la planificación es necesaria e imprescindible para reducir sus riesgos. Por eso se dice que la sucesión es el más grande y último reto que debe enfrentar un fundador o líder familiar.

Para preparar un plan de sucesión, previamente hay que tener un diagnóstico de la situación de la familia, la empresa y la propiedad. Una vez conocida y analizadas esas situaciones, entonces se podrá comenzar a trabajar en la planificación de la sucesión.

Conviene comenzar analizando cómo está estructurado actualmente el organigrama operativo, los órganos de gobierno y la propiedad, y cómo se prevé que va a ser dirigida la empresa en la próxima generación. También habrá con considerar cuáles son las edades de todos los miembros de la familia, ya que la consideración de estos dos aspectos condiciona mucho el proceso de sucesión.

Las causas disparadoras del proceso de sucesión son el sueño compartido y el reloj biológico de la familia.

La visión de futuro es uno de los motores del proceso de sucesión. Esta visión, también llamada el sueño compartido, genera el sentimiento y la energía que toda familia necesita para poder realizar el trabajo de planificar la sucesión.

Toda empresa familiar o no debe construir una estrategia para alcanzar sus objetivos. Es básico. Y para ellos, también es imprescindible elaborar un plan. Es lo que llamamos proceso de planeación: el conjunto de acciones a seguir para llegar a los resultados esperados.

En una empresa familiar, esa visión de futuro sólo se puede construir si se consideran, no sólo los sueños y aspiraciones de quienes actualmente encabezan la familia, sino también los de aquellos que controlarán la empresa en la próxima generación.

La sucesión es un proceso que tiene como objetivo el sueño compartido de la familia. Por ello, para tener éxito, la familia debe tener claro ese objetivo y lo que debe hacer para llegar a él.

La sucesión también está motorizada por un reloj biológico. Las edades de los fundadores o directivos mayores y la de sus sucesores, determina el momento apropiado para la transferencia.  La edad de los participantes también afecta lo que las familias pueden lograr en cada etapa del proceso de sucesión. Para apreciar la influencia de la edad en la sucesión, se requiere comprender la psicología del desarrollo humano. Así, conociendo las edades de los miembros de una empresa familiar, de alguna manera se pueden predecir los conflictos sucesorios que se pueden presentar en un momento determinado.

La sucesión bien planeada y razonada mitiga los riesgos de problemas familiares y facilita la continuidad de la empresa y a mantener la armonía familiar.

Planeación continua el mundo es algo cambiante, los negocios cambian día con día y es por eso por lo que se tiene que estar revisando continuamente todo lo planeado para poder reaccionar si existe algún imprevisto. La planeación es continua y ligada a la familia parte interna y al mundo exterior.

La sucesión no se limita entonces a la evolución de los sistemas y estructuras de la empresa; también tiene que ver con el proceso de cambio continuo que afecta la vida de las personas, su desarrollo y maduración a medida que transcurren sus vidas. Para las siguientes generaciones de la empresa siempre será una responsabilidad para la que se deben preparar primero como accionistas y luego, si así lo eligen, como directivos o miembros del consejo de administración.

La sucesión, si le dedicamos tiempo para su planeación y ejecución puede ser un proceso interesante y enriquecedor o de lo contrario puede ser una carga, frustración, desgastes y problemas para su continuidad que le dejamos a la empresa.

Finalmente, a manera de reflexión es importante tener claro que para tener mayor posibilidad de continuidad de la empresa familiar hay que buscarle los mejores accionistas, consejeros y directivos.

La sucesión bien planeada y razonada mitiga los riesgos de problemas familiares y facilita la continuidad de la empresa y a mantener la armonía familiar.

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