Por primera vez, en democracia, la ultraderecha gana una elección legislativa en Francia, aunque no obtuvo la mayoría absoluta, porque el Frente Popular (FP) resistió y funcionó.

Pero el 33.2 % de los votos da cuenta de territorios enteros seducidos por una formación racista y proveniente de tradiciones autoritarias.

Ante eso, se encuentra el 28.1% de las adhesiones al Nuevo Frente Popular y el 20.1% de respaldo al presidente Emmanuel Macron en Ensemble.

Lo que está por lograr Marine Le Pen, es el asalto a la democracia para corroerla por dentro. Un procedimiento de los movimientos iliberales, como señala, Thomas Legrand, al afirmar que esa es la gran acechanza.

“Nos arriesgamos a entrar en un periodo inédito donde los detentadores del poder no están adaptados a la democracia liberal, con sus mecanismos de equilibrio, de contrapoderes.”

Hay que insistir, el partido de Le Pen está lejos de ser algo que se ajuste a la normalidad democrática. Por el contrario, es una suerte de polea que pegará muy duro en los cimientos que han hecho de Francia un país de libertades y derechos.

Es el ejemplo del daño que produce no conocer la historia y no tener claridad del daño inmenso que la ultraderecha causó en el pasado.

Cualquier alarma es poca. Quizá sean ya los vientos de un cambio de época cuyo significado será el alejamiento de los valores republicanos.

¿Qué hacer? Votar por quienes puedan detener a los representantes de la ultraderecha en cada uno de los distritos donde todavía exista pelea.

Optar por los candidatos de izquierda o de centro mejor posicionados y bajar de la contienda a los que están en tercer lugar.

Ese es el mensaje del Partido Socialista y de la Francia Insumisa, pero también del primer ministro, Gabriel Attal, aunque hay muchas indefiniciones al respecto.

El presidente Macron pidió, hace unas semanas, una clarificación sobre su propia base de apoyo y para ello disolvió la Asamblea Nacional. Los datos de este domingo muestran que se debilitó el centro político y que la única posibilidad de evitar la llegada del partido de Le Pen a la cohabitación del poder es conformar una gran barrera republicana.

La hipótesis de que la ultraderecha obtenga los números necesarios para participar en el gobierno y buscar la presidencia en 2027 no es nada descabellada.

En 2002 la confluencia del voto republicano y de izquierda, evitó que Jean-Marie le Pen llegara al Elíseo. En aquella oportunidad Jacques Chirac obtuvo el 82 % de los votos.

En 2022, el propio Emmanuel Macron le cerró el paso a Marine Le Pen con el 58 % de los sufragios, también con el respaldo de la izquierda.

Solo queda una semana para evitar lo peor. Es un tema de alcance internacional por lo que puede significar para Europa, pero también para las democracias occidentales.

Contacto:

Twitter: @jandradej

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

Sigue la información sobre los negocios y la actualidad en Forbes México

 

Siguientes artículos

La dinámica de los dilemas en la empresa familiar: resolver para prosperar
Por

En las empresas familiares, las dinámicas familiares añaden capas de complejidad que pueden enriquecer o complicar la di...