“E’ questo il fiore del partigiano

o bella ciao bella ciao bella ciao ciao ciao

è questo il fiore del partigiano

morto per la libertà.”

Irán es cuna de las civilizaciones más antiguas de la humanidad, con una profunda influencia cultural en todo el Medio Oriente, tiene una historia compleja que hoy nuevamente se cuestiona y ¿cómo no?, si la actual convulsión a su cosmovisión podría representar el parteaguas más importante en la región. 

En 2010, el mundo veía con sorpresa la movilización social en favor de la democracia y los derechos sociales. En aquel momento, fue la injusticia cometida en Túnez contra Mohamed Bouazizi, vendedor ambulante que fuera despojado de su mercancía con lujo de violencia por la policía tunecina, lo que detonaría el efecto dominó en el Medio Oriente.

Egipto, Siria, Yemen, Argelia, Omán, y Libia vivieron insurrecciones que cuestionaban sus regímenes políticos y las estructuras sociales imperantes, en la llamada Primavera Árabe. Tristemente, hubo pocos avances y como siempre, los temas asociados a la igualdad para niñas y mujeres no lograron ser incorporados a la agenda en los intentos de creación de nuevos órdenes nacionales y regionales.

Irán, un país del Medio Oriente que, durante muchos años, fue un gran aliado de las potencias occidentales inició su primera convulsión en 1978 cuando empezó la revolución iraní con el respaldo de los grupos más conservadores de la sociedad y la política. Resulta que en aquel momento su relación con Occidente se veía como una amenaza para la preservación de los valores culturales, sociales, políticos, económicos y por supuesto, religiosos más tradicionales.  El desarrollo de movimientos ultranacionalistas dio paso al surgimiento de un extremismo que el día de hoy es protagonista de una gran crítica por parte de la comunidad internacional.

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El asesinato de Mahsa Amini, no sólo es un caso de brutalidad policial, es el reflejo del absurdo extremismo que ha sido justificado como mecanismo de violencia sistematizada contra niñas y mujeres y que cobijado por el régimen, desestima el valor de la vida y los derechos humanos. La policía de la moralidad iraní ha perpetuado los procesos de reeducación con el mayor lujo de violencia. Mahsa Amini no es una víctima, es el emblema de una lucha social.

La lucha universal por la dignificación de las niñas y mujeres alrededor del mundo ha hecho eco a la serie de manifestaciones que se han llevado a cabo y que ya tienen decenas de nombres de nuevas víctimas de la intolerancia, el abuso de poder y el odio.

Las insólitas escenas de chicas de todas las edades cortando su cabello y dejando de lado la hijab, son una luz de esperanza en un escenario complejo, donde ya se sabe que la lucha será larga. El uso mandatorio de la hijab no sólo es resultado de la revolución de los años 70, es resultado del fortalecimiento de un orden social al que le conviene más ejercer control que tener consensos en favor del libre desarrollo de las personas. 

El problema no es el contexto en el que se mandata el uso del velo, el verdadero problema es la imposición de un velo, que de forma distorsionada separa a las mujeres y les impone una barrera que permita su libre y pleno desarrollo.

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