El mercado de cereales ha vivido en continua tensión desde el inicio de la guerra de Ucrania, en febrero de 2022, relajado en parte por el acuerdo de exportación que Rusia decidió romper el pasado jueves después de un año de aplicación.

Con la mediación de la ONU y Turquía, Rusia y Ucrania firmaron el 13 de julio de 2022 un pacto que se ha ido renovando en varias ocasiones hasta su vencimiento este lunes, cuando Moscú ha anunciado la decisión de no prorrogarlo.

Rusia considera que su parte del acuerdo no se ha cumplido, en concreto la reconexión del banco agrícola ruso (Rosseljozbank) al sistema bancario internacional SWIFT, el levantamiento de sanciones a repuestos para la maquinaria agrícola, el desbloqueo de la logística y seguros de transporte, el descongelamiento de activos y la reanudación de la tubería de amoniaco Togliatti-Odesa, que explotó el 5 de junio.

Un portavoz gubernamental negó que la suspensión del pacto tenga relación con el ataque perpetrado hoy contra el puente de Crimea, que une la ocupada península ucraniana con Rusia.

Antes de la guerra, Ucrania era el cuarto productor de cebada del mundo, el séptimo de trigo y, en el caso del maíz, ocupaba el sexto lugar, pero tras la invasión rusa, en febrero de 2022, sus exportaciones de cereales se han visto afectadas.

Según los últimos datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), difundidos el pasado jueves, Ucrania completó la siembra de cultivos en primavera en medio de las dificultades derivadas de la guerra.

En total son unos 4.1 millones de hectáreas de trigo de invierno plantadas en áreas bajo el control gubernamental, frente a las 6.1 millones de 2021.

La FAO calcula que su producción total de cereales en 2023 estará un 30% por debajo de la media y que la cosecha de cereales tanto de invierno como de primavera sumará 47.8 millones de toneladas.

Los volúmenes de exportación continúan por debajo de los niveles anteriores al conflicto, con 49 millones de toneladas entre julio de 2022 y junio de 2023, de las que 29.5 millones eran de maíz, 16.8 millones de trigo y 2.7 millones de cebada.

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Estos son los datos del mercado de cereales tras el pacto entre Ucrania y Rusia

El fin del acuerdo coincide con el pico de la cosecha de trigo en el país, un cereal que suele exportarse a partir de septiembre liberando espacio, por lo que la capacidad de almacenar maíz puede ser un problema al no renovarse el acuerdo, según la FAO.

Hasta mayo pasado se exportaron más de 30 millones de toneladas de cereales y otros alimentos, con más del 50% de los cargamentos de maíz, gracias a la iniciativa sobre la exportación de cereales por el mar Negro, según su centro de coordinación conjunta.

El 64% del trigo exportado llegó a países en desarrollo y el maíz se llevó por igual a países ricos y pobres, mientras que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha sacado más de 625,000 toneladas de trigo rumbo a Etiopía, Yemen, Afganistán, Sudán, Somalia, Kenia y Yibuti.

La invasión rusa de Ucrania elevó los precios de los alimentos en los mercados mundiales, pero los corredores solidarios de la Unión Europea y la iniciativa del mar Negro han contribuido a relajar esas tensiones.

Las dificultades en el abastecimiento han sido menores de lo temido en la UE, pero sí alarmantes para países pobres que no pueden permitirse el encarecimiento.

En el operador europeo de mercados bursátiles Euronext en París, los contratos de futuros del trigo repuntaron en la última semana un 4%, pero por lo general han ido a la baja desde julio de 2022, mientras que los del maíz han empezado la semana subiendo el 4.25%.

En Chicago (EU), los futuros de trigo y maíz han comenzado este lunes con aumentos de casi el 3% y del 1.3%, respectivamente.

Después de China, España era hasta mayo el segundo país de destino de los productos agrícolas ucranianos exportados a través del corredor del mar Negro, con 5.4 millones de toneladas repartidas en 132 barcos.

La suspensión del pacto entre Kiev y Moscú coincide con el inicio en julio de la nueva temporada de cereales en España, que necesitará un abastecimiento récord de importaciones, unos 25 millones de toneladas, según algunas fuentes, para garantizar la materia prima de alimentos o de piensos. 

Con información de EFE.

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